Este es el plato estrella de Cotacachi e incluye maíz tostado, mote, empanada rellena de plátano maduro, aguacate, papas cocidas con cáscara y la carne de cerdo cocinada. Foto: Washington Benalcázar/ EL COMERCIO
Con una tradición que bordea el siglo, las carnes coloradas son una de las delicias tradicionales de Cotacachi, en la provincia de Imbabura, situada en el norte del Ecuador. El plato contiene productos como maíz tostado, mote, empanada rellena de plátano maduro, aguacate, papas cocidas con cáscara y la carne de cerdo. Esta última está sazonada con achiote, que le da ese sabor y color singular, y otros ingredientes secretos, asegura con una sonrisa Edwin Buitrón, uno de los propietarios del restaurante Las auténticas y exquisitas carnes coloradas El Coco. El nombre es en honor al popular barrio, ubicado en el centro de la urbe.
La tradición dicta que el menú se ofrezca acompañado de una salsa de queso y ají.
Aunque la carne colorada se preparaba antes solamente en septiembre, como una vianda especial de la fiesta de la chicha de jora, ahora se lo encuentra todos los días del año.
El precio del plato es de USD 8,50. Se ofrece en la mayoría de los restaurantes de esta urbe imbabureña, famosa también por las artesanías y prendas de vestir elaboradas con cuero.
De acuerdo a crónicas la ciudad, el menú se preparaba en grandes y brillosas pailas de bronce, sobre leños ardientes. Era una tarea larga y pacienciosa que permitía que la chicha de jora repose y se fermente en las frescas vasijas de barro, para acompañar al plato fuerte. Ahora el potaje se acompaña de jugos naturales o gaseosas.
El plato de carnes coloradas era el gratificante premio para los campesinos que se dedicaban a las extenuantes tareas agrícolas y a los fornidos arrieros, que traían productos del vecino valle subtropical de Intag. Entre ellos los bloques de panela, licor de caña, naranjilla y limón.
La primera receta se atribuye a Ester Moreno, quien durante su vida resaltaba que con la preparación y venta de este plato tradicional educó a sus hijos.
La mayoría de los locales que ofrecen este menú tradicional son emprendimientos familiares, que han tomado la posta de abuelas y madres. Este es el caso de El Coco, cuyo negocio inició de la mano de Digna María Mejía. Ahora lo dirigen sus hijos.
Butrón resalta que la mayoría de los turistas llegan buscando artesanías, calzado o prendas de vestir de cuero. Luego degustas un plato de carnes coloradas y retornan a sus casas.