Olga Sevillano amontona a un costado del camino las piedras que se han desprendido de la vía lastrada Atuntaqui-La Merced- Cotacachi.La campesina, de 59 años, vive en La Candelaria, a un costado de este camino de 12 kilómetros, que alguna vez estuvo empedrado. Ella teme que las piedras salten y destruyan las tejas de su casa. Con una mueca dice que cada vez que bloquean la carretera Panamericana, como en el último paro indígena, sucede lo mismo. “Todos los automóviles y camiones pasan frente a mi vivienda destruyendo más el carretero”.
La semana anterior, esta ruta soportó mucho tráfico. Inclusive, hubo un embotellamiento que duró tres horas, pues los vehículos, especialmente, autobuses y camiones no podían avanzar en varios tramos estrechos.
No fue el única ruta alterna a la Panamericana que tuvo problemas. Lo mismo sucedió en otras cuatro rutas, de las cuales solo la San Antonio de Ibarra-San Roque-Peguche, que tiene 18 kilómetros, está asfaltada, aunque presenta hundimientos de la calzada en varios tramos.
Las otras son vías lastradas o empedradas, que están en malas condiciones. Carlos Aguirre, quien lleva 10 años frente al volante de un autobús de la cooperativa de transporte Cotacachi, conoce muy bien estas rutas alternas cuando las principales son cerradas por los paros.
Eso le permite a este chofer, desplazarse de una cantón a otro sin salir a la vía Panamericana, cada vez que hay problemas. Sin embargo, lamenta la poca atención que le dan las autoridades de Imbabura a la red vial secundaria.
Ajeno a la preocupación de Sevillano, Aguirre cruza en su vehículo rumbo a Ibarra.
Afortunadamente, ninguna piedra saltó sobre la vivienda de la campesina. Ella se cubre el rostro con su camiseta cada vez que aparece un carro, para evitar respirar el polvo que se levanta.
El chofer dice que cada vez que utiliza esos caminos los vehículos sufren desperfectos mecánicos. “Se daña la suspensión, se rompen las hojas de amortiguación y se afloja la carrocería”.
La provincia de Imbabura tiene 1 456,30 kilómetros de vías, según el Plan de Desarrollo Estratégico. Pero apenas 178,77 están asfaltados. Los demás son caminos empedrados, lastrados y de tierra. La Prefectura es la responsable del mantenimiento de la red rural o secundaria.
Sevillano recuerda que hace dos años llegó por última vez una cuadrilla que le dio “una mano de gato” al camino.
Pero el paso de vehículos y el agua de riego que cruza por varios tramos dañan constantemente ese tramo. Este problema es evidente a lo largo de los tres kilómetros y medio de la vía Atuntaqui-La Merced-Cotacachi.
Luego de cruzar el puente sobre el río Ambi el camino está empedrado. Aguirre comenta que la construcción del empedrado fue contratado por el Municipio de Cotacachi, hace dos años, como parte de un acuerdo con la cooperativa de transporte, para que puedan atender a los pasajeros que viven por estos sectores.
Como no se logró un convenio con el Municipio de Antonio Ante, se arregló la mitad de la vía. Polo Martínez, director de Gestión Vial del Gobierno Provincial de Imbabura, asegura que para este año está previsto el asfaltado de tres de las cinco rutas destruidas.
Estas vías alternas a la Panamericana tienen una importancia estratégica y deben ser reparadas, dice Aguirre, Así se evitará que la provincia quede aislada, cada vez que haya bloqueos. Sevillano pide que se repare el camino que pasa por allí para que las piedras no caigan sobre su casa.