Dos parroquias del cantón Pelileo, en Tungurahua, han despuntado económicamente en los últimos años.
La calidad de sus muebles y la generosa producción avícola se destacan en este cantón, que tiene la fama de confeccionar las mejores prendas jeans en la Sierra centro.
Cotaló y Huambaló, ambas jurisdicciones rurales, están ubicadas a 20 minutos de Pelileo y a 40 de Ambato.
Cuentan con una conexión vial asfaltada y sus manufacturas se utilizan o se exhiben en las viviendas en diversas provincias del país.
Llegar a Huambaló no es complicado. Una vez que se toma la carretera Ambato-Pelileo-Baños, la señalización hace el resto.
En el trayecto, el volcán Tungurahua y los cultivos de maíz, papas, cebolla y pastos predominan. El pueblo no es grande.
Sus calles de asfalto enmarcan casas de dos plantas o más que se han renovado para convertirse en exhibidores de muebles con ese toque de local comercial de un ‘mall’.
Esta característica, precisamente, sorprendió a Patricio Gavilánez y a Rosa Cabrera que arribaron de Quito. Lo que ellos no sabían es que los enseres que buscaban podrían encontrarlos en, por lo menos, 150 talleres y 70 almacenes repartidos por el caserío.
“Unos familiares nos hablaron de la calidad y el bajo costo. Además, nos dijeron que entregaban a domicilio en cualquier provincia. Todo fue cierto, pero lo difícil es elegir”, comentó Gavilánez.
La mayoría de los 13 000 habitantes está vinculada con la fabricación y comercialización de muebles de sala, cocina, comedor y otros. Los precios varían entre USD 400, 600, 1 300 o más.
Una de las organizaciones artesanales más representativas es el Centro Artesanal Huambaló (Cenarhu) que agrupa a 43 productores. Cuenta con un centro de exposiciones permanente de 520 m² y con capacidad para mostrar 100 juegos.
Su presidente Mario Cisneros cree que necesitan un exhibidor más grande. “Pensamos en uno de 1500 m² con parqueaderos y oficinas administrativas. El arribo de más de 200 visitantes los fines de semana nos anima para pensar en grande”.
Las transacciones se hacen en efectivo, cheques y tarjetas de crédito. El comerciante Hipólito Guevara dice que 400 juegos al mes se entregan en Quito. “Lo bueno de ser productores, sin intermediarios, es que siempre se puede dar descuentos”.
A la par, a 7 kilómetros de allí se levanta la parroquia Cotaló. Su señal distintiva son los enormes galpones y los silos que almacenan el grano con el que se alimenta a más de 1 000 000 de gallinas de postura que producen 900 000 huevos al día.
Según la Asociación de Avicultores de Cotaló (Asavico), esta oferta representa el 25% de la producción nacional que bordea las 7 225 000 unidades diarias.
Cotaló es más pequeño que Huambaló y las viviendas están más dispersas.
Eloy Sánchez, de 70 años, es uno de los 24 socios de Asavico. Una de sus cinco granjas se ubica en el barrio San José, a cinco minutos del centro. El olor a balanceado de maíz y soya predomina en ese lugar. 20 personas trabajan para Sánchez.
Una de ellas es María Caiza. A las 10:00 empieza la colecta de huevos hasta completar 90 cubetas de 30 unidades por día.
Sánchez, como los demás avicultores, cuenta con compradores fijos en Ambato, Guayaquil, Riobamba, Quevedo, Puyo, etc.
Juan Pablo Sánchez, presidente de Asavico, asegura que también exportan a Colombia porque tienen la ficha ambiental. “Los huevos cotaleños se han ganado un puesto merecido en la preferencia de los consumidores”.
La oferta
48 camionetas de la Cooperativa 21 de Febrero hacen entregas de muebles a domicilio en cualquier provincia del país. Efectúan cinco viajes por semana.
En Huambaló, la fabricación de muebles es una tradición que se remonta a la década de 1970. Este oficio desplazó a la agricultura al segundo puesto.
La Feria del Huevo es una de las más grandes de la Sierra centro. Se organiza en marzo y está a cargo de la Asociación de Avicultores de Cotaló (Asovico).
En Tungurahua se encuentra el 50% de la producción nacional de huevos. Los principales lugares son Cotaló, Samanga, Huambaló y Ambato.