Las únicas morgues de Azuay y Cañar están en los hospitales públicos, en Cuenca y Azogues. Se abrieron para recibir los cuerpos de quienes fallecen en esas casas de salud, pero ahora ingresan hasta los cadáveres abandonados.
La falta de un anfiteatro público obliga a la Policía y a los fiscales, durante los levantamientos, a transferirlos hasta estas morgues. La de Cuenca (creada hace 37 años) ocupa un cuarto de la parte posterior del hospital. Tiene un frigorífico con capacidad para cuatro cuerpos.
“A este lugar llega un promedio de 100 cadáveres al mes”, dice el administrador, Édgar Farfán. Según él, hay épocas en las cuales la morgue se satura, porque llegan cuerpos que nadie reclama. Por la falta de espacio, los colocan uno de otro.
La norma obliga a mantenerlos hasta un mes antes de sepultarlos o entregarlos a las facultades de Medicina de las universidades, si hay el pedido.
“Eso genera más de un problema de salud pública”, reconoce el director del hospital, Danilo Encalada.
Entre febrero y abril de 2009, hubo tres cuerpos sin identificar. Al hospital le tocó hacer los trámites legales y cubrir gastos como remitidos en la prensa y ataúdes (USD 200 cada uno).
Juan Campoverde trabaja en el hospital Vicente Corral Moscoso. Recuerda que los cuerpos congelados se descompusieron y emanaban olores insoportables. “Ante eso, tuvimos que tomar una decisión urgente”.
En el registro de autopsias hay datos de fallecidos procedentes de Sígsig, Chordeleg, El Pan (Azuay) y hasta de las provincias vecinas de Cañar, Morona Santiago y El Oro. El cantón azuayo de Gualaceo tiene este servicio en su hospital, pero solo alberga a pacientes que fallecen allí.
En cambio, en seis cantones cañarenses (excepto Azogues), las autopsias se realizan en cuartos acoplados en los cementerios. Esta es una práctica muy común en los poblados pequeños. Los familiares pagan en paquete por la auptosia, el nicho y la funeraria, en algunos casos.
Por lo general, el trámite es rápido. Según el fiscal provincial, Romeo Garate, el médico legista se traslada al cantón adonde pertenece el fallecido.
Su similar de Azuay, Julia Elena Vázquez, señala que las fiscalías de los cantones pueden transferir los cadáveres que necesitan que se les realicen autopsias. “Siempre que en la jurisdicción donde se encontró al muerto no haya una morgue”.
Este año, el Ministerio de Salud aprobó USD 127 201 para la readecuación y terminación de la morgue del hospital de Cuenca. Tendrá un área para patología, autopsias, necropsias y frigoríficos. Esperan que se concrete otro aporte del Consejo de Seguridad para el equipamiento total del sitio.
Según Farfán, se necesita aumentar a ocho gavetas y un frigorífico para los cuerpos. El dinero aún no se transfiere. A las autoridades del hospital no les han indicado la fecha.