La imagen de la Virgen de El Cisne se encuentra desde el viernes pasado en la catedral de Loja. Hasta allí llegan diariamente centenares de personas de diferentes ciudades del país.
Pero no solo el templo se llena de gente. También los centros recreacionales El Guayabal de Catamayo y Yamburara de Vilcabamba. Esas poblaciones de clima templado, que son parte de los atractivos turísticos de Loja, son escogidas por los peregrinos para terminar su periplo.José Criollo, por ejemplo, salió en su bus de la empresa Amaguaña, desde Machachi (Pichincha), el pasado lunes. Con él viajaron 60 personas, entre familiares, amigos y vecinos. El objetivo del viaje fue visitar a la imagen de la ‘Churona’, como se conoce a la Virgen de El Cisne, pero además organizó un paseo de siete días.
Durante el trayecto a Loja, Criollo y los demás viajeros visitaron Chordeleg (Azuay). También fueron a Baños, en las afueras de Cuenca. A Loja llegaron el miércoles. En una escuela que funciona como albergue para los romeriantes prepararon la merienda y fueron a la misa de la ‘Churona’ en la catedral. Rezaron, entregaron limosnas y pasearon por el parque central hasta las 20:00.
Desde Loja, los visitantes se desplazaron a Vilcabamba, 39 km hacia el sur. Llegaron al río Yambala y se bañaron en sus orillas. A René Salazar (56) lo que más le agradó fue la tranquilidad de ese poblado y el agua limpia del río.
Además, 20 devotos ingresaron al centro recreacional Yamburara pagando USD 1,50 por persona. La tarde del miércoles el local tenía unas 80 personas que querían conocer aves, orquídeas o bañarse en la piscina.
El centro recreacional Guayabal, en Catamayo, a 35 kilómetros de Loja, fue el siguiente destino. Allí estuvieron el jueves y avanzaron hasta el Santuario de la Virgen de El Cisne, donde se encuentra otra imagen de la Virgen. Ahí se celebró el viernes una nueva fiesta organizada por los priostes provenientes de Riobamba.
Los visitantes generalmente se reúnen entre familias o vecinos. Así financian los viajes que duran de cinco a siete días. Por ejemplo, los Criollo aportaron con USD 50 cada uno para todos sus gastos. En los lugares que visitan gastan en artesanías, ropa, frutas y en las visitas a centros recreacionales.
En Catamayo, el centro recreacional El Guayabal se mantiene copado de peregrinos desde el pasado 12 de agosto. Según el administrador, Iván Riofrío, a esas instalaciones han llegado unos 150 vehículos entre buses y camiones colmados de gente. “Llegan con toda su comida: gallinas, borregos, cuyes, papas. Utilizan las cabañas para prepararlos y duermen en el carro o en carpas”.
Según Riofrío, la mayor parte de visitantes llega de Latacunga, Ambato, Quito y Santo Domingo de los Tsáchilas. Para el Municipio de Catamayo, que desde noviembre pasado administra ese centro recreacional, esa afluencia significa ingresos.
Para entrar al establecimiento donde existen cabañas, canchas y áreas verdes pagan USD 0,75 los adultos y 0,50 los niños. Para utilizar la piscina hay un pago adicional de USD 1,25 los adultos y 0,50 los niños.
Entre el 13 y el 25 de agosto ingresaron a ese establecimiento 7 580 adultos y 2 860 niños. Eso generó un ingreso, por venta de entradas, de USD 13 830. Mayo es otro mes de alta afluencia pero los ingresos no superan los USD 4 000 durante el mes. En temporada baja (marzo y abril) los ingresos no llegan a USD 3 000 al mes.
En Vilcabamba también se vive una temporada alta, dijo el presidente de esa Junta Parroquial, Adalber Gahona. En esa parroquia, el 70% de la población depende del turismo y tiene trabajo durante estos meses. En esa parroquia los peregrinos acuden a los ríos Vilcabamba, Uchima y Yambala. El centro recreacional Yamburara es el más visitado.