El año escolar en la Costa arranca con nivelación

Los estudiantes de la Costa podrán cambiarse de una institución fiscal a otra y matricularse en el período extraordinario. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO.

Un nuevo comienzo. Así es para Gabriela Morán el arranque del año lectivo 2022-2023 en el régimen Costa-Galápagos. Y no solo lo dice porque quedaron atrás las clases virtuales.

La última vez que pisó la Unidad Educativa Guayaquil había culminado el décimo año en la jornada vespertina. Ayer, 6 de mayo de 2022, la jovencita de 16 años regresó a tercero de bachillerato en el horario matutino, en un salón diferente y con otros rostros.

“Solo he visto a dos o tres amigos de años anteriores, pero lo importante es el aprendizaje. Cuando empezó la pandemia había tomado la especialidad en Contabilidad y siento que nos falta reforzar mucho la parte práctica”.   
La emoción por el reencuentro después de dos años, el cuidado minucioso de las medidas de bioseguridad y la preocupación por nivelar sus conocimientos se añadieron en el primer día de clases.

Desde ayer, de manera escalonada, 2 416 250 estudiantes regresan a las aulas, que se abrieron al 100% de su aforo. Los de bachillerato fueron los primeros; el lunes y martes se incorporará el resto.

La ceremonia oficial de inauguración fue en el emblemático Colegio Guayaquil, que acoge a 3 600 estudiantes. Allí se escuchó nuevamente el Himno Nacional y el timbre del cambio de horario.

En su discurso, la ministra de Educación, María Brown, habló del anhelado retorno tras el descenso de los casos de covid-19, de los trabajos por resolver, las falencias en infraestructura y de la inversión que se ha hecho en todo
el sistema educativo.

La apertura oficial del año 2022-2023 fue el Unidad Educativa Guayaquil. Aquí se educan 3 600 alumnos. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio
La apertura oficial del año 2022-2023 fue el Unidad Educativa Guayaquil. Aquí se educan 3 600 alumnos. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio

Mascarilla, parte del uniforme

Quirúrgicas, tipo fish, de tela, coloridas o, simplemente, blancas. Las mascarillas no fueron olvidadas en el regreso a clases.

Aunque el Ministerio de Educación dejó su uso a criterio de los representantes de los estudiantes, el tapabocas fue parte del uniforme en el comienzo del nuevo año.

La ministra Brown compartió con un grupo de chicos el testimonio de un joven que, emocionado, esperaba por fin ver los rostros de sus amigos y ya no solo conformarse con descifrar las miradas por la barrera de la mascarilla.

Pero Silvia Flores llegó a un consenso con sus dos hijas: procurarán llevarla puesta la mayor parte del tiempo, sobre todo en los traslados, para evitar inconvenientes. “La pandemia no termina y debemos ser precavidos, más si en casa tenemos familiares vulnerables”.

Cecilia Mosquera también puso sus reglas. Le preocupa que por primera vez en bastante tiempo su hija comparta espacio con mucha gente. “Es mejor prevenir. Por eso le dije que no se la quite”.

Andrés Chiriboga, viceministro de Educación, dio las pautas de bioseguridad. El protocolo recomienda usar el tapabocas en espacios cerrados y poco ventilados, como aulas, laboratorios y oficinas administrativas. En espacios abiertos, como canchas y patios, se lo podrá dejar a un lado. Si alguien presenta síntomas respiratorios se aconseja guardar reposo en casa.

Vanessa Varas extrañaba caminar por el bosque de su colegio, una zona rodeada por árboles que visitó por última vez en enero de 2020. La estudiante de primero de bachillerato sabe que, al menos allí, podrá retirarse la mascarilla.  

Todo arranca con la nivelación 

Ayer fue el último ‘primer día de clases’ para 70 estudiantes de la Academia Naval Guayaquil. La tradición obligó a que la jornada sea exclusiva para los estudiantes de tercero de bachillerato, que fueron recibidos con un enorme cartel: Bienvenidos a bordo, cadetes.

En uno de los salones, el tutor César Bayas los aconsejaba. Será un año crucial para elegir su carrera y reforzar conocimientos.

Ashley Chávez y Jonathan Hurtado se lo toman con seriedad. La cadete agradece las herramientas tecnológicas y plataformas que le dieron soporte durante las clases virtuales, pero está lista para aprender más. Su compañero confía en que así será, pues ahora estarán cara a cara con sus profesores.

La rectora Yidda Marcial dice que la nivelación ya comenzó. En el primer parcial -unas 10 semanas- trabajarán en contenidos específicos, según las necesidades identificadas por los maestros. Recurrirán a horarios extracurriculares, con clases personalizadas.

La U.E. Thomas More, en Samborondón, dedicará la primera semana a pruebas diagnósticas. Serán la base para el refuerzo escolar, explica la directora Erika Laínez.

El Ministerio de Educación presentó los resultados del plan Aprender a tiempo, que se aplica desde hace nueve meses para la recuperación de aprendizajes. El proyecto se desarrolló en 2 100 instituciones y se sumarán 400 más.

Para el subsecretario de Educación Especializada e Inclusiva, Daniel Crespo, el plan permitió que los estudiantes avanzaran en su aprendizaje; por ejemplo, en destrezas matemáticas, lectura y escritura, para remediar los vacíos.

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