Los locales comerciales de la Bahía de Guayaquil se cerraron la tarde de este lunes 16 de marzo del 2020 por la emergencia sanitaria. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Los pasillos están completamente vacíos. Todas las puertas de metal están cerradas y en cada esquina hay agentes de la Policía Metropolitana. Así lucía la Bahía de Guayaquil la tarde de este lunes 16 de marzo del 2020. Por disposición del Municipio unos 2 000 locales comerciales, que conforman esta zona masiva de comercio, fueron cerrados como medida preventiva por la emergencia del covid-19.
El panorama es desolador e inusual. Así lo comentan los pocos vecinos que se atrevían a pasar por en este sector popular. Gerardo Domínguez era uno de ellos. El hombre de 45 años vive en esta zona cerca de 15 años y dice que en todo ese tiempo nunca ha visto la Bahía completamente cerrada. “El comercio aquí empieza generalmente desde las 08:00 hasta las 20:00. En todo el día hay miles de personas comprando y vendiendo productos. Hoy el coronavirus los ha espantado a todos”, dice mientras recorre los pasillos obscuros.
Un comentario similar comparte Juan. Cubierta la boca con una mascarilla, cuenta que es el dueño de uno de los locales comerciales. “Vendo videojuegos. Hoy solo vine a ver una mercadería que me pidieron a domicilio y ya me tocó cerrar. No tengo ni idea cuándo volveré a la Bahía”, dice mientras se retira en una buseta.
Los controles municipales no solo se extendieron a esta zona de Guayaquil. En el centro de la ciudad también se realizaron operativos. La alcaldesa Cynthia Viteri informó que dispuso “el cierre total del casco comercial privado” como medida de prevención.
A partir de las 15:00, cerca de 12 camionetas de distintas unidades del Plan Más Seguridad recorrieron las principales avenidas. Los funcionarios pedían a los dueños y administradores de locales comerciales que cerraran sus instalaciones. La medida no incluía a los negocios que comercializan artículos de primera necesidad, farmacias, servicios financieros, alimentos para mascotas y equipos de telecomunicación.
El resto de locales fueron obligados a cerrar. Los administradores y trabajadores de estos últimos tenían más dudas que certezas. “No sabemos si mañana vamos abrir” y “no nos dicen nada nuestros jefes” eran las frases más repetidas por los empleados.
Por ejemplo, en la avenida 9 de Octubre y Chimborazo funciona una sucursal de una operadora de celulares. Uno de sus colaboradores dijo que recibieron por parte de la gerencia la orden de cerrar a las 16:00 el local. Allí trabajan 10 personas y ninguna conocía si trabajarán mañana.
Un ambiente parecido se vivía a una cuadra de distancia. La cadena de ropa, cuyo almacén es de tres pisos, cerró sus puertas a las 16:30. Un trabajador del lugar indicó que por la emergencia del coronavirus sus superiores les pidieron terminar sus actividades laborales antes de lo habitual. “Desde que inició toda la emergencia se sintió un impacto negativo en la venta de productos en un 70%. Las visitas al edificio también se redujeron en un 50%”, apuntó.
Otros que sintieron los estragos de la emergencia fueron los pequeños comerciantes. Freddy Jurado es uno de ellos. Él trabaja en un negocio de venta de mochilas en la avenida Chile y 9 de Octubre. Hasta las 15:30, hora que cerró su local, no había vendido ni una sola maleta. La misma suerte tuvieron locales que se dedican a la comercialización de carcasas e insumos de teléfonos.
Entre tanto, la Policía y el Municipio han anunciado que continuarán los controles durante toda la semana.