Su solo ingreso a la sala de velación es suficiente para que algunos rostros cambien sus expresiones de dolor y pesar por sorpresa y hasta sonrisas. No es común ver a un inmenso perro irrumpir durante un velorio, pero en ese instante nadie pregunta por qué está ahí.
Es el momento de acariciarlo y abrazarlo. El animal se deja y de vez en cuando lanza lengüetazos de consuelo. Hay quienes hunden sus rostros en su pelaje negro brillante, lloran y se desahogan. Otros lo miran extasiados y le hablan de sus mascotas, del ser querido que acaban de perder y hasta se toman fotos con él.
Ese es el efecto que produce Chavo, el primer perro de tanatología del país, durante sus intervenciones en los velorios en Parque de La Paz, un camposanto en Guayaquil que ofrece el servicio de manera gratuita a sus clientes.
“No se busca que se quite el dolor, sino que baje y se abran las funciones ejecutivas (del cerebro) de la persona para que pueda lidiar con el proceso”, explica el psicólogo clínico Dorian Vega, dueño de la mascota y quien suele acompañarlo a las sesiones que duran alrededor de 45 minutos cada una.
Vega lleva adelante el programa de asistencia con perros desde hace ocho años en Ecuador, hasta donde llegó procedente de México trayendo la marca Canoterapia. En su institución dan atención psicológica a personas con depresión, niños con autismo y hacen terapias con parejas. Allí forman a los perros que se especializan en esas áreas, usualmente el entrenamiento dura dos años.
Así también tienen canes para asistir a personas con diabetes tipo 1 y movilidad reducida. El próximo año dispondrán de un perro especialista, al que ya adiestran, en desconexión sensorial (ataques epilépticos).
En la actualidad también capacitan al personal que será guía canino para un proyecto del Municipio de la ciudad.
Una rutina de trabajo
Desde que le colocan su chaleco rojo, Chavo ya sabe que inicia su jornada laboral. Antes lo peinan, lo perfuman y le untan sus cremas de tratamiento para su condición de piel, relata Nicole Guatibonza, psicóloga clínica que suele acompañar al can a sus asistencias.
El velorio al que acude lo elige el camposanto aleatoriamente y antes se consulta a los deudos si están interesados en el servicio, señala Fernando Flores, presidente de Parque de la Paz. El camposanto mide constantemente la experiencia y están satisfechos con la respuesta de los clientes.
Chavo entra a las salas acompañado de un especialista en terapia asistida con perros. “No puede ser un perro de terapia si no hay un profesional de la salud de por medio”, aclara Vega. De hecho es el psicólogo quien, una vez que el can logra que las personas se desbloqueen, interviene en la medida en que el doliente lo permita.
En un día Chavo asiste a dos funerales. En ese lapso debe salir cada vez que lo requiera para relajarse, tomar agua e ir al baño. “No es que absorba malas energías, pero sí puede estresarse por la situación”, dice Vega. Al terminar la jornada se dirige a casa para descansar dos días seguidos tendido en el piso y escuchando música relajante. En ese tiempo también suele asistir en terapias de pareja, otra de sus especialidades. Además, realiza algo de caminata y entrenamiento de acatar comandos.
Un perro especial
Chavo fue adquirido en un criadero certificado en México. Es sobrino nieto de África, una terranova que en 2014 fue la encargada de entregar en la Asamblea la Ley Orgánica de Bienestar Animal (LOBA). Ella falleció hace tres años.
Fabiola Jiménez, médico veterinaria especialista en Etología, explica que, desde los dos meses de vida, Chavo presentó características ideales para lo que se dedica ahora. “Los perros de Tanatología deben ser tranquilos, tener la vocalización (ladridos) controlados y que les guste estar en contacto con las personas”.
De alguna manera, Chavo ahora trata con la misma muerte a la que se enfrentó al año de edad en que casi pierde la vida debido a una condición del corazón que ahora mantiene controlada.
La ficha
Chavo debe su nombre a una encuesta. Es un terranova negro con pecho y patas blancas. Tiene tres años y pesa 65 kilos. Le gusta tenderse a sus anchas con el aire acondicionado encendido.
20 servicios ha realizado Chavo desde mayo de 2022, cuando inició el programa durante los velorios de Parque de la Paz, en Guayaquil.