Son las 08:45 de un día laboral corriente. Los sectores bancario y comercial del centro de Guayaquil comienzan su actividad. En las veredas el movimiento es acelerado y en las calles el tráfico se vuelve pesado. Oficinistas, ejecutivos y trabajadores empiezan a llenar los grandes edificios de la zona.
fakeFCKRemoveSobre ese escenario, el proyecto Radius (Herramientas de Evaluación de Riesgos para Áreas Urbanas contra los Desastres Sísmicos) hizo la simulación de un terremoto. El objetivo era conocer qué sucedería si a esa hora se produjera un sismo de 8 grados en la escala de Richter a 200 kilómetros de Guayaquil, en dirección al Océano Pacífico.
El resultado revela una grave realidad: más de 2 000 muertos solo en el centro de Guayaquil, pérdidas sobre los USD 1 000 millones, daños y colapso de edificios, caos en la respuesta por la falta de planes de contingencia.
La lista sigue: daños en puntos críticos en los sistemas de provisión de agua potable, electricidad y telefonía; el 75% de hospitales sin posibilidad operativa.
En noviembre de 2009, el Cuerpo de Bomberos de Guayaquil y la Oficina de Asistencia para los Desastres en el Exterior del Gobierno de Estados Unidos realizaron un simulacro con unos 4 000 rescatistas ante un eventual terremoto de seis grados en la ciudad. La meta era atender las emergencias en un lapso de siete minutos. Accidentes de tránsito, colapso de edificios, incendios fueron algunas de las urgencias.
Varias entidades participaron, pero el resultado fue parcial. Polo Terán, segundo jefe del Cuerpo de Bomberos, asegura que hizo falta coordinación. “Ante eventos como los de Chile, Haití o Turquía, no estamos preparados”.
Por eso Terán sugiere que se defina un plan específico con mapas de ubicación de posibles albergues, áreas de atención hospitalaria, así como las zonas más vulnerables de la urbe.
Según el análisis de Radius, el área de mayor riesgo es el centro de Guayaquil. Esto por varias razones. La diferencia de altura entre edificios colindantes es una.
Uno de los posibles riesgos en caso de un movimiento fuerte es que las losas de los edificios más bajos fracturen los pilares de los más altos. Otro problema se dan por el tipo de suelo. Un estudio de la Unidad de Prevención de Desastres del Cabildo señala que gran parte del centro está asentado sobre arcillas blandas, de entre tres y 30 metros de profundidad.
La mayor parte de las edificaciones mixtas (que combinan estructuras de madera y paredes de ladrillo o bloque) se ubica en esta zona. Muchas tienen más de 40 años y su estructura está muy deteriorada. Se calcula que hay más de 200 edificios de este tipo en el centro de Guayaquil.
Para José Centeno, presidente de la Cámara de la Construcción de Guayaquil, es necesario revisar las normas de sismorresistencia que se aplican. Estas normas se usan en países como EE.UU. y México y van desde los estudios de suelo y diseño estructural hasta el refuerzo de columnas. Según Centeno, esa regulación se utiliza en la ciudad desde hace 30 años, pero debe ser actualizada
Bolívar Sandoval, director de la Unidad de Desastres del Municipio de Guayaquil, explica que en esta semana el Cabildo analizará una ordenanza para determinar normas de construcción según los tipos de suelo de la ciudad.
Centeno recomienda que se incluyan normas para revisar los edificios antiguos. En las edificaciones informales, construidas sin estudios de suelo y estructura, el peligro aumenta. Según estudios, cerca del 50% de las casas con más de tres pisos, y que están en zonas como el Suburbio, se construyeron sin planificación.
Mientras que las casas de caña y madera, ubicadas en los cerros del noroeste de Guayaquil, sufrirían graves daños a causa de los deslizamientos de tierra.
Según Paúl Sánchez, de la Secretaría Técnica de Gestión de Riesgos, la base de datos para conocer la real situación sísmica de Guayaquil se está actualizando.