El agua no era suficiente. Se necesitaba huevo, harina, ají, tomate, anilina y pimienta para jugar carnaval en Esmeraldas. Los chicos sacaban además tanques con agua, para mojar a quien pasara, sin su permiso.
Hubo casos que terminaron en graves altercados. Así lo recuerda Demecio Molina, presidente de la Asociación Provincial de Derechos Humanos. Señala que hace ocho años los carnavales eran muy violentos. Pero, últimamente, ha cambiado la forma de disfrutar de los cuatro días de la fiesta.
La gente juega y baila en familia afuera de su casa y si va a mojar a un peatón, pide autorización. Antes, casi no había respeto. “No interesaba que una mujer llevara a sus hijos en brazos. Tampoco el bien privado. A muchos vehículos les quebraban los vidrios, con vejigas con agua”, comenta Molina.
Geovanna García, exintendenta de Policía, señala que las campañas han concienciado a la gente sobre prácticas violentas. Por ejemplo, antes de Carnaval, se incentivaba a denunciar esos casos a la Intendencia. Fue una medida disuasiva.
En la calle Espejo, en el centro de Esmeraldas, nadie se salvaba de los carnavaleros. Las autoridades identificaron a 30 familias promotoras del juego agresivo. Hubo una reunión para informar sobre las sanciones, según lo recuerda Ketty Landázuri, presidenta de la Asociación de Barrios. Ahora la gente ya no lanza globos y tampoco lleva personas a la fuerza a un charco de agua sucia, como antes.
Ahora, se puede denunciar estas prácticas a través del ECU 911. El jurista Rody Huerta dice que estos casos pueden terminar en un juzgado de contravenciones. El juez puede ordenar arresto temporal o pago de indemnización al afectado.
En el cantón Esmeraldas solo hay una Unidad Judicial de Contravenciones. En los seis cantones restantes, debe actuar el Comisario de Policía.
La intendenta Gisela Quiñónez asegura que las nuevas normas han influido en el cambio de la gente. “Hay un nuevo Código Integral Penal que no es tolerante con las prácticas que se hacen al margen de la Ley”.
Las nuevas opciones de diversión masiva han ayudado. Desde el 2000, el Municipio de Esmeraldas organiza el Festival de Música y Danza Afro, que convoca a residentes y turistas.
Para el activista cultural Larry Preciado, es una forma de mostrar que con música y cultura, hay diversión sana. Agrega que en antes no había opciones para salir de la rutina. En el desfile del sábado en el que participaron 24 grupos de Ecuador, Perú, Jamaica, México, Argentina y Colombia se notó el cambio en el juego.
La gente se rociaba espuma en las aceras. Autoridades y bailarines recibían su dosis. Los vendedores se benefician de las nuevas formas de vivir la fiesta. Carlos Molina señala que el 2013 vendió 100 espumas y en lo que va del feriado ya iba 500. “Puede ser porque aquí no hay mucha agua”, bromea.