Un desfile de moda para ‘devolverles’ la vida a personas con amputaciones

De izq. a der. María Mendieta, Segundo Valdez, Valentina Ortega y José Luis Aguas, durante los ensayos previos a la pasarela, el pasado viernes 26 de agosto. Fotos: Carlos Noriega / EL COMERCIO.

Una hora le tomó a Diana Armijos, hace cinco años, salir de casa con su prótesis descubierta. Daba un paso y retrocedía dos. Tenía vergüenza de mostrarse al mundo con una pierna artificial. La de carne y hueso se la arrebató el cáncer una semana antes de cumplir 19 años. Ahora tiene 35. En esa ocasión necesitaba salir de su refugio para reencontrarse con una de sus pasiones: el baile.

Antes de que su pierna izquierda fuera amputada, ella también corría. Por ese talento se ganó una beca para estudiar Marketing en una universidad guayaquileña. Las pistas de atletismo quedarían en ‘stand by’; las clases de baile jamás.
Diana ama la salsa. Esta música recorre sus venas inyectándole energía. Eso era lo que necesitaba en ese instante para seguir con su vida. Tras lidiar con sus prejuicios, arribó a un salón de baile. En 2008 alcanzó el segundo lugar en un torneo nacional. Fue la única parti­cipante amputada.

“En ese momento dije: si yo puedo, otras personas también. ¿Dónde están?”. Para encontrarlos creó, hace cuatro años, la Fundación CienPiés. Diana es la directora y, junto con cuatro socios más, gestiona recursos para que niños, jóvenes y adultos tengan una prótesis que les devuelva la movilidad y que les regrese la vida.

Aparatos costosos

Esta madre de una niña de 9 años logró su primera prótesis un año, tras cumplir con un tratamiento de 12 meses. Durante ese tiempo entraba y salía del hospital; cada 21 días recibía quimioterapias. Inicialmente se movilizaba con ayuda de muletas. Subía y bajaba gradas con esos aparatos de madera. Desplazarse era muy complicado: se caía y se lastimaba; lloraba de la impotencia. Por la pierna artificial pagó USD 3 000.

Se trataba de una extremidad básica. La consiguió con ayuda de la fundación Jóvenes Contra el Cáncer. Su prótesis actual -avanzada y que incluye muchos brillitos- supera los USD 10 000. Reunir todo ese dinero es complicado. Muchos de los afectados son personas de bajos recursos. Para recuperar su movilidad, ­Diana empezó trabajando como cajera en una cadena de cines.

Segundo Valdez -de 38 años y socio de CienPiés- sigue pagando la primera prótesis que compró hace cinco años, por USD 14 000. “Por suerte tengo trabajo”, dice. Perdió su pierna hace siete años y, hasta ahora, ha modificado su prótesis tres veces. La primera pesaba 14 kilos. La actual es de 1 kilo, ya que el pie es de fibra de carbono. Pero hay gente que no tiene dinero ni para pagar un bus menos una consulta médica. Por ellos vela la Fundación CienPiés.

Para ayudarles a conseguir una prótesis, sus socios organizan varios eventos. Uno de esos es ‘Ensueño la magia de la vida’. Se trata de un desfile de moda programado para el 3 de agosto, a partir de las 19:00, en el teatro Shakespeare de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ). Se realiza cada año, aunque en los dos últimos se interrumpió por la pandemia del nuevo coronavirus.

Sobre el desfile

En esa actividad participarán 15 personas con amputaciones y en silla de ruedas. Lucirán prendas elaboradas con material reciclado y vestuarios creados por estudiantes de la USFQ. Sobre esa pasarela estará María Mendieta, de 25 años. Ella llegó a Quito desde Santo Domingo, el 26 de agosto, para sumarse a los ensayos. Viajó en bus con muletas por unas cinco horas. Está entusiasmada con el desfile. Cuenta los minutos para lucir las prendas y cautivar a los espectadores para que la ‘apadrinen’.

El 20 de julio de 2020 le amputaron la pierna derecha, tras sufrir un accidente de tránsito; desde ese momento, sueña con tener una prótesis que le permita caminar libremente. Además -como Diana Armijos- quiere bailar.
Para ayudarla a cumplir con su meta, Valentina Ortega se unió a esa actividad. Ella nació sin las extremidades superior e inferior derechas. Cuenta con una pierna artificial desde los 3 años. Hace poco cumplió 15 y estrenó su séptima prótesis (USD 8 500).

Ella reemplaza su pierna cada dos años, a medida que crece. La nueva es muy funcional; tiene articulación en cadera y rodilla, es decir, le permite sentarse y doblar la pierna. La vida con una ampu­tación es más llevadera cuando puedes hacer cosas como esas. Diana y Valentina quieren que eso lo experimenten las cerca de 40 personas que siguen recorriendo las calles del país apoyándose solo sobre soportes de madera.

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