El hacinamiento y la falta de alimentos comienzan a generar problemas entre los afectados de la parroquia San Francisco del Cabo (Muisne).
En el lugar, 20 niños y cinco adultos, de los 80 damnificados por los aguajes que permanecen en los albergues improvisados, amanecieron con dolor de cabeza y fiebre. “No sabemos qué les afectó”, aseguró Flor Chila, una de las madres de familia.
En la parroquia hay solo un médico y una auxiliar de Enfermería que trabajan en el subcentro de Salud. Ellos aseguraron que no se dan abasto para atender a toda la población. Chila denunció que hasta la mañana de ayer la ayuda estatal no llegaba.
El lunes pasado, el gobernador de Esmeraldas, Raúl Chiriboga, convocó a toda las directores provinciales a una reunión y les ordenó prestar la ayuda urgente. Sin embargo, hasta la tarde de ayer no se concretaba nada.
En la localidad afectada se adecuaron albergues en la Tenencia Política, la escuela Eugenio Espejo, la academia Cornelio Castillo, y en viviendas particulares. En la isla de Muisne, dos familias de Punta Las Manchas fueron albergadas temporalmente en el colegio Alberto Pérez Guerrero.
Ayer, el presidente de la Junta Parroquial, Filemón Quiñónez, repartió raciones de arroz y aceite entre los damnificados. Quienes abandonaron sus casas por el temor al mar, piden que las autoridades les reubiquen en otro sitio. Hasta tanto, dicen, que permanecerán en el albergue.