Juan Carlos Fiallo: ‘Libertad no es ausencia de guerra’

Juan Carlos Fiallo habla sobre el legado de su familiar, José Antonio Pontón, uno de los participantes de la Batalla de Pichincha, efectuada hace 200 años en Quito. Foto: Javier Flores / EL Comercio

A pocos días de cumplirse 200 años de la Batalla de Pichincha, este Diario se impuso la tarea de contactarse con algunos descendientes de personas que participaron en la batalla del 24 de Mayo. A través de redes sociales y por mensajes. Una tarea ardua que tuvo un final feliz: encontrar ‘al nieto del bisabuelo’ de uno de los guerreros de la gesta libertaria

Fue un tanto complejo conseguir familiares de héroes de la Batalla de Pichincha, al pasar 200 años han transcurrido cerca de cinco generaciones y esta tradición se ha ido perdiendo, incluso los historiadores tienen problemas para encontrar a descendientes directos de las personas que participaron de esta batalla.

Sin embargo, aquí está  el testimonio de Juan Carlos Fiallo, quien habló sobre la vida de su antepasado y el legado que ha dejado en la sociedad este héroe que  los ecuatorianos redescubren poco a poco.

¿Quién fue el coronel José Antonio Pontón?

Fue el abuelo de mi bisabuelo, que nació aproximadamente en 1785. José Antonio Pontón tuvo una hija que se llamaba Felipa Pontón quien se casó con Félix Fiallo Herrera, de ahí nace la descendencia de los Fiallo Pontón.

Él participó en batallas como Totorillas, que no se hablan en la Independencia, cuando 70 jinetes de los cuales eran 20 de las órdenes de Pontón combaten con el ejército español y derrotan a 200 jinetes españoles. Ahí comienza antes de la Batalla de Tapi donde triunfan el 21 de abril de 1822. En la Batalla de Pichincha combaten con las fuerzas en El Ejido de Iñaquito y derrota a la caballería española.

A la casa de los Pontón llegaron personajes muy conocidos que cambiaron la forma de pensar de José Antonio, entre ellos estaban Alexander von Humboldt, quien llegó en el año de 1802. También otros de los que fueron a la casa de los Pontón y pasaron la noche ahí fueron el Mariscal Antonio José de Sucre y Simón Bolívar.

¿Qué es la libertad?

La libertad no es solamente el hecho de soñar o ser libres. La libertad tiene que estar vinculada a las mejores condiciones sociales que puede tener un país y que las estructuras injustas se logren vencer.  Libertad no significa andar libres por las calles cuando existe una violencia en la que las clases sociales viven. La libertad no es solo una ausencia de guerra, sino quitar las injusticias y dar oportunidades a los que menos tienen.

¿Valió la pena este sacrificio?

Todo sacrificio vale la pena ya que en ese momento se puso la vida de las personas. Muchos fueron asesinados porque llegaron a unirse a un ideal que podíamos independizarnos. Nosotros lo que liberamos con la Independencia de Pichincha fue realmente las estructuras económicas que había en ese momento.

Estas luchas lo que determinaron fueron la libertad para América y si se logra una unidad para unir las fuerzas y desarrollo por un pasado en común, se debería tener en cuenta que ese sacrificio que se dio en los años de 1822 debe calar para entender que esta situación cultural nos pueda hacer caminar como un bloque.

¿Su familia sabe que un descendiente suyo luchó en la Batalla de Pichincha?

Muchos lo saben. Lo que pasa es que se ha creído que solamente vinieron personas de afuera para participar en la lucha final. Pero también hubo ecuatorianos que participaron en la Batalla de Pichincha. Como familia, no solo se trata de un orgullo pertenecer a la familia de  una persona que luchó por una independencia, se trata también de una  responsabilidad que todos los descendientes del coronel Pontón de hacer y ganar nuestras propias luchas.

¿Qué legado quiere dejar al saber la historia de su familia?

El legado que nosotros podemos dejar a nuestros descendientes es que se comprometan con el país, que puedan dar sus mejores capacidades e intelecto para mejorar el país. Esa es una responsabilidad que debes tener como descendiente directo de quienes participaron en las luchas libertarias; y saber que al hacerlo no solo puede llenarnos de orgullo, sino que esto debe ser una lucha cotidiana que motive al cambio de las estructuras de este país.

Para finalizar ¿cómo cree que será el país dentro de 100 años?

Siempre se debe soñar con un país mejor y que las cosas van a prosperar. Ver un país donde todos nos veamos iguales y que el sueño de cumplir hacia mejores días para nuestros descendientes nos obligue también a dejarles un país que no tenga tantas desigualdes como ocurre ahora.