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La Feria del Libro de Quito será uno de los retos del sector cultural para el 2020

La última edición de la  Feria del Libro de Quito se celebró entre el 18 y el 22 de diciembre del 2019 en el Centro de Exposiciones Bicentenario. Foto: Archivo/ Patricio Terán/ EL COMERCIO.

La última edición de la Feria del Libro de Quito se celebró entre el 18 y el 22 de diciembre del 2019 en el Centro de Exposiciones Bicentenario. Foto: Archivo/ Patricio Terán/ EL COMERCIO.

La última edición de la Feria del Libro de Quito se celebró entre el 18 y el 22 de diciembre del 2019 en el Centro de Exposiciones Bicentenario. Foto: Archivo/ Patricio Terán/ EL COMERCIO.

En sus cinco días de duración, la XII edición de la Feria Internacional del Libro de Quito, que se celebró entre el 18 y 22 de diciembre del 2019, fue visitada por 55 000 personas, un 63,4% de asistentes menos si se la compara con la edición del 2018. Ese año, según el Informe de Rendición de Cuentas del Ministerio de Cultura y Patrimonio, la FIL tuvo 150 000 visitantes, en 10 días.

Los datos de visitantes de la FIL de Quito están lejos de poder compararse con los de las ferias más importantes de la región, como la de Bogotá, que en el 2019 recibió a 605 000 visitantes en 13 días, la de Buenos Aires a la que acudieron 1 180 000 personas durante 19 días, o la de Guadalajara, que reunió a cerca de 842 000 durante nueve días.

A más de la FIL de Quito, el año pasado en el país se organizaron dos eventos que tuvieron la presencia de escritores internacionales: la Feria del Libro de la Pontifica Universidad Católica del Ecuador (PUCE), que recibió la visita de 5 000 personas, y la Feria Internacional del Libro de Guayaquil, a la que acudieron 32 273 personas. El ingreso a estas tenía un costo de admisión, a diferencia de la gratauidad de la FIL de Quito.

En relación a las ventas de libros que se generaron en la FIL de Quito, Oswaldo Almeida, presidente de la Cámara Ecuatoriana del Libro, informó a este Diario que el valor en esta edición se aproxima a los USD 250 000. “Aún no tenemos todas las encuestas respondidas pero por la información que recibimos hasta el momento creo que se va a cumplir la expectativa de alcanzar el 50% en relación al año pasado donde se vendieron USD 500 000”.

Después de 12 ediciones la FIL de Quito no ha logrado, pese a las buenas intenciones, consolidarse como el evento literario más importante del país. Hasta mediados del año pasado, el Ministerio de Cultura y Patrimonio no tenía un presupuesto asignado. Según el Portal de Compras Públicas el presupuesto referencial que finalmente se dio para la feria del 2019 fue de USD 625 000. Sin embargo, hubo una modificación en el contrato en el que se estipula que el valor a pagar sería de USD 490 129, 93.

En este contexto, uno de los debates sobre la feria es si esta debe seguir dependiendo en su organización y presupuesto del Ministerio de Cultura y Patrimonio. Al respecto Santiago Vizcaíno, escritor y uno de los organizadores de la Feria del Libro de la PUCE, sostiene que es un error que el Ministerio sea el auspiciante y el organizador de la feria porque es un evento eminentemente comercial. “El Estado y el Plan Nacional de Lectura no tendrían que estar abocados a organizar una feria porque esa no es su función”.

Vizcaíno añade que la feria debería ser organizada por un ente privado, como una asociación de libreros o una asociación de editoriales, que reciba fondos del Estado y auspicios en varias instituciones públicas y privadas. En lo que sí cree que podría involucrase el Ministerio es en la parte académica del evento.

Verónica Mosquera, una persona con experiencia de más de 15 años en el mercado editorial, explica que Ecuador es uno de los pocos países de la región donde su feria más importante está en manos de un ministerio. “Las ferias de los países vecinos están manos de las cámaras del libro, o de fundaciones y quien suele auspiciar la feria es la alcaldía de la ciudad en la que se realiza”.

Mosquera sostiene que el Plan de Lectura debería ser uno de los principales auspiciantes de la FIL y que si la feria sigue a cargo del Ministerio de Cultura, se tendría que designar un equipo para que empiece a trabajar desde este mes en la edición de este 2020. “Debe existir -añade- una voluntad política de apoyo a la Feria del Libro, que le otorgue la importancia cultural que se merece”.

A criterio de María Fernanda Ampuero, directora del Plan Nacional de Lectura, se debería establecer un formato mixto (público-privado) para la realización de la Feria Internacional del Libro de Quito, donde el Estado se encargue del programa cultural, la invitación de autores y los espacios de fomento a la lectura y que la parte privada maneje la producción y montaje de estands y espacios comerciales. De esta manera -dice- los recursos del Estado se usarán de una manera más eficiente.

“Se debería crear un comité ferial compuesto por alguien del Plan del Libro, de la Cámara del Libro, Asociación de Editores Independientes, la Secretaría de Cultura del Municipio de Quito, bibliotecas, autores, editores, académicos y lectores jóvenes que se reúna desde principios de año para decidir las líneas principales de la FIL”, concluye Ampuero.