Agustín Calazacón, conocido como Uni-Shu, es uno de los vegetalistas reconocidos de la comuna Chigüilpe. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
Los chamanes tsáchilas se alistan para diciembre, el mes en que más pacientes acuden a sus consultorios. Desde este fin de semana, los curanderos reciben el doble de visitas debido a que las personas buscan baños desintoxicadores y purificadores, para recibir el año con buena salud y energía positiva.
Se tiene previsto que a diario reciban hasta a seis pacientes de lunes a viernes. Mientras que el fin de semana pueden llegar hasta 15 por día, y la última semana de diciembre a 20.
En esta última semana de noviembre, los más de 32 chamanes certificados se internaron en los bosques nativos, viveros y fincas para obtener plantas medicinales nativas.
La más conocida es la elena-shili, una planta que sirve para aromatizar los rituales de relajación y las hidroterapias. También obtienen plantas como la ayahuasca y el watsha-shenco, para los rituales de florecimiento.
El chaman Agustín Calazacón, de la comuna Chigüilpe, afirmó que ya se han agendado citas para la primera semana. “Lo hacen desde esta época, porque hay personas que necesitan tratamientos que pueden durar un mes”.
Calazacón señaló que los baños de Fin de Año sirven para aumentar la suerte y el éxito para el 2019. Pero que desde hace cinco años prefieren hacer tratamientos más específicos, que garanticen que el paciente empezará el año sano, tanto física como espiritualmente.
Esa práctica la realizan los tsáchilas para la fiesta Kasama (Nuevo Amanecer), que es una celebración similar al Año Nuevo de los mestizos, pero se celebra en Semana Santa.
Los tsáchilas hacen los preparativos de su fiesta tradicional con un mes de anticipación. Ellos recolectan las plantas medicinales y empiezan a hacer dietas y ayunos para que el cuerpo se desintoxique y así poder ingerir la ayahuasca, una bebida alucinógena, que sirve como un canal de conexión en el plano espiritual. Con esa bebida, los pacientes pueden recibir mensajes de los ancestros tsáchilas.
Según la cosmovisión tsáchila, los mensajes deben descifrarse con la ayuda del chamán. Eso debido a que pueden darse en forma de alucinaciones.
Los pacientes pueden encontrarse con personas, ver animales salvajes, estar en medio de la selva o del mar, según el trance en el que se encuentren. “Solo funciona si el cuerpo está desintoxicado y se tiene predisposición para aceptar los mensajes o premoniciones”, señaló Calazacón.
Luego de esa experiencia, se debe hacer un nuevo ritual en el agua y con flores. Pero debido al estado de contaminación de los ríos; los tsáchilas deben internarse en el bosque hasta llegar a un sector que se llama Uni-Shu.
Ese lugar se identifica fácilmente porque tiene una gran roca y al lado se conserva un manantial donde el agua aún se mantiene limpia. Ese sitio es especial para el ritual, por la carga energética que tiene.
Según los historiadores tsáchilas, hay una leyenda que dice que un chamán maligno se convirtió en esa gran piedra y así pagó todas sus maldades. “El lugar está lleno de verdad y de justicia”, dijo.