‘Mi prioridad siempre fue mi familia’
El dúo Tasho y los viajeros está conformado por: el ibarreño Anastasio Vásquez (Tasho) y el manabita Daniel Delfaz. “Cuando hay concierto, buscamos al resto de músicos. Por eso no siempre son los mismos”, dice Tasho.
Vida y obra
Tasho y los viajeros
El dúo se formó en 1984.
Tasho, su fundador, ha compuesto en total 30 temas y grabó un demo de 10 canciones.
Daniel, músico experto en cuerdas, tiene 56 años y trabaja además como ayudante de cocina en Remar Internacional. Ha sido comerciante y creó una agencia de Extranjería.Experimentan con el jazz, el blues, el funky, el rock o la salsa. Los temas son inéditos, compuestos por Tasho.
Comparten escenario desde hace 25 años y también prueban suerte por separado. Daniel se ha unido a músicos como Héctor Napolitano, en Rumbasón, y ha tocado con Cañaveral. El norteño ha liderado la Sur Fussion Band.
Anastasio salió de Ecuador a EE.UU. en 1989. Fue músico de la calle y del metro. Cuando llegó a Madrid, hace 10 años, lo intentó en el subterráneo, pero fue más complicado por una serie de prohibiciones.
La música era su pasión, pero la prioridad era ayudar a la familia. Se metió de cocinero en un restaurante, aprendió a preparar comida española. Luego consiguió una plaza de camarero en otro comedor.
Al igual que otros artistas inmigrantes, las largas jornadas laborales le impiden dedicarse más a la música. Pese a ello, logró grabar su primer demo, con 10 canciones originales. Invirtió 3 000 euros. Ahora recorre las disqueras buscando convertirlo en CD.
Mientras que Daniel encontró una salida en la música cristiana. Trabaja en la Fundación Remar Internacional y da clases de guitarra. Este experto en cuerdas, que también es percusionista, toca con quien le llame. Por ello, musicaliza géneros tan dispares como el ‘chichero’, el bolero, pasillos, reggae o rock.
La danza también tiene un creador
Con Fernando Llumipanta la danza contemporánea de Ecuador tiene un representante de lujo.
Vida y obra
Fernando Llumipanta
Tiene 41 años, es quiteño
Junto a una mexicana fueron los únicos latinoamericanos, en su promoción, de entre 500 alumnos del RCPD.
Este octubre empezará a estudiar en el Instituto del Teatro (Barcelona).
Miembro de la Cía. Nal. de Danza y del BEC. Entre sus composiciones están ‘Cuerpos Quemados’ y ‘Soledades’.
Después de dos años de parón, el bailarín Fernando Llumipanta vuelve a danzar. Una rotura en el ligamento de la rodilla le alejó de las clases en el Real Conservatorio Profesional de Danza de Madrid (RCPD), uno de los más prestigiosos de la Península. De hecho, fue el único que aprobó el ingreso hace cuatro años, de entre 25 personas que se presentaron al ‘casting’.
Ahora ha vuelto a aprobar una audición, la del Instituto del Teatro de Barcelona, una importante escuela de artes escénicas. Y, totalmente recuperado, empieza en octubre una nueva experiencia académica y de vida.
Durante los dos años lejos de las aulas y de las tablas, Fernando debió trabajar como camarero en un restaurante de un centro comercial.
Durante la presentación del programa Creadores Nómadas, en Madrid, Fernando bailó su coreografía, ‘Soledades’.
“Hay soledad en pareja, soledad de los inmigrantes, de las personas mayores. Hay soledad independientemente de las condiciones sociales”, argumenta. Está a punto de partir hacia Barcelona, tiene mucha ilusión. En mente: crear una compañía de danza en una cárcel de mujeres.