En el Pablo Arturo Suárez se instaló una unidad móvil que se habilitará con 30 camas. Foto: Twitter / Hospital Pablo Arturo Suárez
Después de 76 días de medidas de restricción de la movilidad a escala nacional para frenar al covid-19, Quito se dispone a afrontar un reto: pasar del aislamiento al distanciamiento social. Irá a esa fase el 3 de junio próximo, a dos semanas de que lo hiciera Guayaquil, la ciudad más impactada por la pandemia.
Los guayaquileños enfrentaron la dureza de un mal que les puso a buscar camas, tanques de oxígeno, fármacos e incluso ataúdes. Las escenas de ciudadanos amortajados al pie de las casas recorrieron el mundo.
Guayas tiene más infectados: 13 928 de los 29 615 confirmados (con prueba PCR, que sirven para diagnosticar). Al viernes, los decesos sumaban 1 397. Las cifras del Registro Civil señalan que, hasta abril, los fallecidos (por todas las causas) eran 6 703; más del doble que en el mismo período del 2019.
Kléver, padre de la guayaquileña Andrea Torres, fue una de las víctimas. Se habría contagiado antes de la cuarentena que se aplica desde el 17 de marzo; cuatro días antes se suspendieron clases. Estas medidas se adoptaron luego de 17 días de que se anunciara el primer contagio en el país.
“Quizás ese no fue el primer caso. En esa época llegaron cientos de personas desde Europa y otros lugares”, dice Hugo Romo, de la Academia Ecuatoriana de Medicina. Y eso lo ha ratificado Salud.
También señala que hubo fallas en la vigilancia epidemiológica de los contactos cercanos a los contagiados. Los familiares del caso índice se quejaron porque no hubo seguimiento. Y en aeropuertos el control fue escaso, al inicio solo con una mesa, con dispensador de gel y hojas volantes.
Andrea y su familia tampoco recibieron seguimiento. No encontraron camas.
Las autoridades admitieron que el sistema hospitalario no dio abasto. Se cree que síntomas de males como el dengue, que ataca en estos meses, se confundieron en algunos casos con los de covid-19, en Guayas, Manabí y Los Ríos, que tienen más contagios registrados.
En el grupo que concentra casos también está El Oro. Pero desde Salud se ha repetido que lo ocurrido en Guayas fue siete veces más fuerte que lo que pasa en otras localidades.
En Guayas también hubo problemas con el registro de fallecidos. Personas lloraron por la muerte de familiares que luego llegaron a casa porque se habían confundido sus fichas.
Otro inconveniente es que el Ministerio ha cambiado varias veces la metodología para presentar los datos. Desde el 7 de abril se muestran por fecha de inicio de síntomas; antes por día de entrega de resultados. Y se actualizó el sistema de vigilancia, ya que no distinguía la segunda o tercera prueba aplicada a una persona. Esto ha implicado alzas y bajas de casos.
En Ecuador -sostiene Fernando Sacoto, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública– no ha existido una búsqueda activa de estos casos sospechosos, menos de personas contagiadas asintomáticas o con sintomatología leve.
Ellos deben aislarse para frenar contagios. “Se necesitan más pruebas PCR”.
Cuando Juan Carlos Zevallos se hizo cargo de Salud, en marzo, ofreció 200 000 pruebas, entre PCR y rápidas. El procesamiento de las primeras tarda más de 48 horas; no se contaba con maquinaria ni insumos.
Mientras la demanda crecía, las autoridades gestionaban la llegada de maquinaria para acelerar el procesamiento. Luego se amplió el número de laboratorios privados autorizados para aplicar pruebas.
Con la experiencia de Guayas, las autoridades no quieren repetir la historia en Pichincha, la segunda con más infectados. Ampliaron el número de camas; aunque la cifra no es alta. Zevallos ofreció 130 en las unidades médicas a su cargo y 178 en las del Seguro Social.
Pese a lo ocurrido, el Ministro ha dicho que hay “buenas noticias”: el 90% de los contagiados ya superaron el virus.
EL COMERCIO
MÁS SOBRE LA EMERGENCIA SANITARIA