El intercambiador tiene 15 rampas, desvíos y giros para conectar a Calderón con la Simón Bolívar y otras vías. Alfredo Lagla / EL COMERCIO
En el intercambiador de Carapungo el trabajo está prácticamente terminado. El último punto en donde aún se labora se ubica a unos 300 metros al sur del descenso del paso elevado. Ayer, en ese sector se colocaba el asfalto del carril sur-norte de lo que será, o mejor dicho, ya es el intercambiador más grande de Quito.
A excepción del paso que conecta la avenida Simón Bolívar con la Panamericana Norte para dirigirse al sur, el resto de carriles está habilitado.
Por este último cierre, los vehículos que ingresan a Quito y quieren retornar hacia el sur deben avanzar hasta el sector de la fábrica de la Coca Cola. Este fue el caso de Danny Vargas. Para él, el tráfico es fluido y más rápido con el intercambiador en funcionamiento.
El problema que tiene es que todavía no está familiarizado con los carriles que debe tomar. En ese desvío, los trabajadores de la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) colocan las últimas luminarias.
Los trabajos también se concentran en la señalización del intercambiador. Para Luis Lincango, otro conductor, es una ventaja muy oportuna que el intercambiador funcione antes del inicio de clases. Señaló que el tránsito pesado, que era frecuente en este punto de la ciudad, ahora es menor.
El problema es que, por los trabajos de asfaltado, se forma congestión en el sentido Carcelén-Calderón. Por ello, los agentes de Tránsito realizan un contraflujo por cerca de 15 minutos para descongestionar la vía. Según usuarios del transporte público, con esta infraestructura los buses circulan con más fluidez.
Wilmer Zambrano se moviliza por trabajo hasta el centro de Quito. En la salida de Carapungo toma un alimentador del Trolebús. Cuenta que se demora menos que antes en este trayecto. La construcción del intercambiador es parte de la fase dos del proyecto de la prolongación de la avenida Simón Bolívar. Según datos otorgados por la Epmmop, por este sector circulan diariamente cerca de 89 000 vehículos.
Este intercambiador comenzó a construirse en el 2014, pero debió paralizarse casi un año porque hubo demoras en las expropiaciones, cuyos procesos no quedaron totalmente resueltos en la anterior administración municipal.
Otra de las causas de los atrasos fueron los errores en los planos iniciales, los cuales no tomaban en cuenta la presencia de colectores de agua y trabajos de energía eléctrica, lo que causó problemas.
Con esto, el Municipio avanza en su estrategia de atacar los puntos más conflictivos de entrada y salida de la ciudad. Carapungo es paso obligado no solo para los usuarios de Llano Chico, Llano Grande y de la parroquia de Calderón, en general, sino también para los viajeros de Malchinguí, Guayllabamba, Cayambe y las provincias del norte del país.