Los campamentos y laboratorios de droga prenden las alarmas en Ecuador

El 24 de setiembre, militares hallaron en Angostura un laboratorio para procesar droga. Foto: cortesía

El 24 de setiembre, militares hallaron en Angostura un laboratorio para procesar droga. Foto: cortesía

El 24 de setiembre, militares hallaron en Angostura un laboratorio para procesar droga. Foto: cortesía

Los servicios de Inteligencia están en alerta. Los grupos ilegales de Colombia se infiltran con mayor frecuencia en la zona selvática de Ecuador. La última alarma se prendió el sábado 3 de octubre del 2020, cuando los uniformados descubrieron un laboratorio completo con capacidad para procesar 4 toneladas de cocaína cada mes.

El campamento clandestino fue hallado en San Marcos, una zona de Chical, en Carchi.

En el lugar había zonas para comedor, cocina y para el descanso de los sospechosos.

En otras zonas se procesaba, se secaba y se prensaba el material ilegal. En el lugar se hallaron 40 hornos microondas y productos químicos.

Los primeros hallazgos de grandes infraestructuras ilegales comenzaron el 23 de agosto, pero en poblados fronterizos de Sucumbíos. Los militares tienen en su poder informes que muestran cómo desde entonces se han reportado 10 descubrimientos de este tipo en las dos provincias.

Oficiales que hablaron con este Diario explican que las operaciones ilegales y el desplazamiento hacia Ecuador de grupos ilegales aumentaron, porque la cosecha de la hoja de coca en territorio colombiano ahora se hace cuatro veces por año y no tres, como ocurría antes. Eso significa que necesitan procesar más narcóticos.

El último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) señala que, en el 2019, Colombia registró 154 000 hectáreas sembradas de hoja de coca. En el 2018 fueron 169 000.

Pese a esta reducción, el organismo internacional aclara que la producción de cocaína “se mantiene estable”.

El 16 de septiembre, el Gobierno de EE.UU. reveló la lista de países identificados como los mayores productores de droga. Allí aparece Colombia. “En Ecuador no hay plantaciones de coca. Por eso traen la hoja y tratan de procesarla aquí”, indica un alto oficial.

El transporte de los precursores y de la hoja a Sucumbíos se realiza por medio de embarcaciones, que se movilizan por los ríos Putumayo y San Miguel.

El 29 de agosto, los militares encontraron una lancha con capacidad para 20 personas, que estaba cerca a una caleta en la que había lanzagranadas, balas y más pertrechos.

En otras incursiones, el Ejército encontró seis caletas o destacamentos ilegales de miembros de las disidencias guerrilleras de Colombia.

Personal que rastrea este tipo de actividades dice que estos complejos son usados por los armados, para descansar o esconder armamento.

El 30 de agosto, las Fuerzas Armadas ubicaron panfletos y armas de un grupo que se autodenomina Comandos de la Frontera. Los resultados se conocieron después de un operativo denominado Coraza, en el que participaron 140 soldados.

Tres días antes se descubrieron otras dos bases. Ese dato fue corroborado por el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, tras el operativo. En ese entonces, el funcionario señaló que el material bélico hallado era de “ele­mentos disidentes que pertenecen a Colombia”.

Una de las hipótesis que manejan los militares que custodian la frontera es que los grupos armados buscan “descansar en Ecuador”. Por eso se han reforzado los patrullajes.

La idea es evitar el paso de los ilegales hacia suelo ecuatoriano. Las Fuerzas Armadas incluso han desplegado medios aéreos para llegar a los campamentos, que son montados en zonas de difícil acceso, como ocurrió en el caso de Carchi.

Un laboratorio descubierto en Sucumbíos tenía un sistema de enfriamiento que se alimentaba de agua captada en ‘piscinas’ y de garrafones llenos con refrigerante. Todo funcionaba por mangueras. Así se procesaba la cocaína.

En contexto

Militares de Ecuador y de Colombia ejecutan la operación Espejo, desde el 2 de abril. La idea es reforzar la seguridad de toda la línea fronteriza para impedir que operen los grupos que suelen traficar con droga, armas, municiones, pertrechos y químicos.

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