En la sala de monitoreo de Translatinos hay dos pantallas desde donde se monitorea la operación de los buses. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
En 15 días, el Concejo analizará la tarifa de transporte. Ese fue el compromiso del alcalde Jorge Yunda, tras recibir ayer a los dirigentes del gremio, luego de que unos 100 choferes y propietarios se reunieron en las afueras del Municipio para reclamar por el pago de las compensaciones atrasadas y el alza.
Yunda aseguró que el cálculo de USD 0,35 fue consensuado en talleres entre la Secretaría de Movilidad y dirigentes.
Danny Gaibor, director de la AMT, informó que hasta fin de mes se notificará a todas las operadoras para que realicen el proceso de convalidación y así poder cancelar las compensaciones pendientes.
Guillermo Abad, secretario de Movilidad, indicó que es la primera administración municipal que ha tratado la tarifa de manera técnica. Él insistió en que sin una visión y gestión empresarial del transporte, es imposible dar un salto hacia un servicio de calidad.
Tener caja común es uno de los indicadores que constarán en el contrato que los transportistas deberán firmar antes del alza de pasajes. ¿Qué implica tener visión empresarial?
La empresa Translatinos, a la que pertenecen 44 buses convencionales y 37 alimentadores, cuenta con caja común y con un sistema que permite tener un control minucioso de la operación de sus unidades.
En los talleres del sur cuentan con un centro de monitoreo desde donde vía GPS se monitorea el desempeño de la flota. Tiene dos pantallas y en una de ellas está desplegado el mapa de Quito y se puede ver el lugar por donde transita cada bus.
La empresa levantó información detallada sobre los tiempos que tardan los buses en ir desde el punto de origen hasta el destino, dependiendo de la hora a la que inicien el recorrido. Jorge Yánez Romero, gerente de la empresa, explica que generaron los itinerarios para poder cuadrar el cronograma de una manera exacta. Toda esa información es ingresada a un sistema que coteja los datos con el GPS y permite saber si un bus está cumpliendo con los tiempos.
En la pantalla se puede ver que aquellos buses que cumplen con el tiempo estimado son verdes, quienes están adelantados azules y los retrasados rojos. Así, se controla que los buses no compitan y que no estén muy cerca entre ellos.
En hora pico deben circular a 4 minutos de distancia, en hora valle a 6. De eso se encarga el regulador de flota, quien hace las veces de una torre de control y monitorea el mapa. Al detectar que hay competencia, se comunica con los conductores por radio. Para poder contar con este sistema, cada socio debió pagar USD 2 500 por bus.
Yánez explica que de los 2 380 buses convencionales de Quito, cerca del 60% tiene sistemas similares, pero no están enlazados entre cooperativas. Es decir, el sistema de GPS y de caja común, imposibilita que los buses de una misma cooperativa compitan entre sí, pero no impide que compitan con buses de otras cooperativas.
Yánez explica que el 40% de los buses que no tienen el sistema es por falta de recursos. Translatinos ha hecho reajustes (como no tener controlador) para que la tarifa alcance.
La empresa tiene caja común, un sistema que permite que los buses no compitan por un pasajero y evitar fraude por parte del chofer (que no entregue todo lo recaudado).
Al centro de recaudación llega cada conductor y entrega lo recolectado en cada vuelta. Cada bus tiene un contador electrónico de pasajeros. Ese número se multiplica por una tarifa ponderada (una media entre el pasaje normal y diferenciado) que es de USD 22,4 y se compara con el valor entregado. Todo lo recaudado por los buses va aun fondo y se lo reparte de manera equitativa dependiendo de los kilómetros recorridos. Además, dan incentivos a los conductores que cumplen.