El G 20 estableció ayer en Pittsburgh (noreste de EE.UU. ) las bases de un nuevo orden económico mundial que otorga más poder a los países emergentes, para evitar otra crisis como la que hace un año sumió en la recesión a las mayores economías del planeta.
Tras proclamarse “foro principal para la cooperación económica internacional”, un papel que hasta ahora correspondía al G 8, el G 20 -que reúne a EE.UU., la UE, Japón y a grandes emergentes como China, Brasil e India- se puso manos a la obra para tratar de arreglar los desaguisados provocados por la crisis y los malos manejos que la posibilitaron.
Los participantes en la cumbre se comprometieron en un comunicado final a “asegurar un crecimiento más equilibrado” .
La cumbre decidió, además, transferir “al menos 5%” del poder de voto en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y 3% en el Banco Mundial para los países emergentes, a fin de que el nuevo reparto “refleje el peso económico relativo de sus miembros”.
Con sus nuevas responsabilidades, el G 20 celebrará dos cumbres anuales. Las de 2010 se llevarán a cabo en Canadá y Corea del Sur. En todo caso, el G 20 y el G 8 tienen algo en común: las protestas callejeras que provocan y que dieron pie en Pittsburgh a choques entre manifestantes y las fuerzas de seguridad, en los que fueron detenidas 66 personas.