Patricio Ramos
Calidad más que cantidad y un toque de abundante naturaleza definen la concepción arquitectónica de este profesional manabita.
Pionero y funcionario
Desde 2005 es jefe de Planeamiento Urbano del Municipio de Manta. Entonces empieza a desarrollar proyectos de regeneración, donde los principales actores son el respeto a la naturaleza y al peatón.
Los distintivos de las construcciones de Camino son amplios ventanales y el ladrillo visto en las fachadas. Participó en la concreción de los tres primeros viveros de caña guadúa que se construyeron en el país, que están en el sur de Puerto López.
Sus obras están dispersas por todo Manabí. Miguel Camino nació en Bahía de Caráquez. Después de estudiar en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central de Quito regreso a Manabí. En el ínterin trabajó para el IESS. Lo hizo como dibujante y diseñador y participó en la construcción del hospital del IESS en Ibarra.
Tras graduarse, llegó a Portoviejo. Allí tuvo a su cargo el trabajo de concretar los temas contractuales de los hospitales de Manta y la capital manabita. Luego pasó al área de préstamos hipotecarios en Manta. Esa fue una de sus primeras experiencias dentro del sector público.
“Me fue bien. Se ayudó a muchas familias que hoy tienen sus viviendas… Fui una especie de veedor de esas construcciones, junto con Andrés Cañizares”.
En 1984 fue invitado a dar clases en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), con sede en Manta. Intercaló la docencia con una oficina que formó con Fernando del Castillo, otro arquitecto residente en Manta.
En 1989 estudia un doctorado en Cataluña (España). Luego de dos años regresa a Manta. Lo hace con otra visión, con una gran influencia europea pero consciente de la importancia del uso de los materiales endémicos en la construcción.
Se dedicó a la investigación. Para ello tuvo el apoyo de Medardo Mora, rector de la Uleam. Con un grupo de inquietos estudiantes viaja a Puerto López. Allí reparan varias estructuras de caña guadúa de la hostería Alandaluz, en el recinto Puerto Rico.
El sur de Manabí fue el laboratorio de Camino y sus educandos. Aprendieron los secretos de la guadúa, del reciclaje de materia orgánica, de los huertos familiares… Luego, para perfeccionar los conocimientos viaja junto con los estudiantes a Perú y a Colombia, donde aumentan sus conocimientos sobre este bambú.
De vuelta en Manta funda Arquitectura Viva, con sus fieles alumnos. En 1996, su oficina es contratada por una aseguradora para realizar el inventario de los inmuebles afectados por el accidente del avión carguero de la compañía Millon Air, que se estrelló en el barrio La Dolorosa.
El trabajo trasciende. Naciones Unidas contrata a Camino para que desarrolle proyectos sociales en cinco cantones de Manabí, enmarcados en el plan Hábitat.
Posteriormente, la Asociación de Municipalidades del Ecuador (AME) lo invita a que dirija la oficina regional en la provincia. Realiza varios programas residenciales de corte social. Pero también se da tiempo para dirigir su oficina.
Trabaja muy duro. Es uno de los planificadores y arquitectos de mayor proyección, comenta Narcisa López, nueva integrante de Arquitectura Vida.
Abdón Moreno, socio de la oficina, cree que Camino es un convencido del trabajo dirigido a la sociedad, a lo funcional y, sobre todo, a lo ecológico y al rescate de la identidad de Manabí.
La estudiante Patricia Loor dice que no es común encontrar un profesional con tanta experiencia que comparta sus conocimientos sin resquemores ni aspavientos, como Camino.