Redacción Sociedad
En el portón de la casa de Sonia Gaibor, en las calles Leopoldo Salvador y Rocafuerte (centro de Quito), un letrero anuncia la venta de salchipapas, chocobananas, helados y jugos.
De 12:30 a 13:30 estudiantes de las escuelas Mariana de Jesús e Isabel la Católica, se aglomeran en una cocina freidora, parte del pequeño negocio.
Tome en cuenta
Los requisitos. Presentar la copia de cédula, papeleta de votación, copia del último pago de cualquier servicio básico y del recibo del cobro del bono.
La recepción de solicitudes es de lunes a viernes, de 08:00 a 18:00. E l trámite dura entre ocho y 15 días. El pago del crédito es a partir del 15 de cada mes.
Gaibor cobra el bono hace más de 10 años, con el cual mantiene a sus tres hijos de 19, 14 y tres años. A inicios de diciembre pasado solicitó el crédito que entrega el Banco Nacional del Fomento (BNF) para emprender su propio negocio.
“Yo vendía mercadería en las calles y tenía que pagar USD 70 de arriendo de una bodega, más 80 de la casa, pasaba todo el día sin ver a mis hijos”. Hoy gana USD 20 al día y paga solo un arriendo. “Mi mami pasa más tiempo con nosotros y la podemos ayudar”, señaló su segunda hija, Alba.
Desde 2007, el Estado ecuatoriano entrega microcréditos a los beneficiarios del bono para proyectos productivos. Inicialmente fue de USD 340, a partir de noviembre, por el incremento del pago a USD 35, el monto del crédito se elevó a 840. Los préstamos se entregan solo a dos años plazo y con el 5% de interés.
Por esta razón la demanda de solicitantes se duplicó. Largas filas se observan diariamente en la regional en Quito (10 de Agosto y Santa Prisca). A decir de Alexander Paredes, gerente zonal del BNF, se atiende un promedio mensual de 1 400 solicitudes, a nivel país son 10 000.
Con una carpeta en mano, esperaba su turno Luis Ortega, de 72 años. Desde hace 40 es carpintero y tiene un pequeño taller en Chillogallo. “Quiero el dinero para comprar materia prima y agrandar mi negocio. Sé hacer puertas, ventanas, clósets… de todo”. En la misma sala, María con su tercer hijo de cinco meses en brazos, contó que quiere emprender con una tienda.
Ella es vendedora ambulante y le es difícil recorrer las calles con su bebé. Desde hace un mes Dolores está desempleada, antes cuidaba a personas enfermas. “Es una oportunidad para dejar de depender de otros y empezar mi negocio propio”. Ella mantiene a sus dos hijas de 13 y nueve años.
A decir de Pablo Salazar, coordinador de microcréditos del BNF, el 80% de las personas solicitantes son jefas de hogar.
En 2009, en el país se entregaron 85 224 créditos por un monto de USD 31 588 000. En la regional de Quito solo en diciembre se otorgaron 1 300 por cerca de USD 1 000 000. El presupuesto para este año es de USD 72 000 000, el doble frente al de 2009 que fue de 35 000 000. En 2008 fue de 22 500 000 y en 2007 de 14 500 000.
Según Salazar, el 35% de las propuestas productivas está en la cría de pollos y restaurantes, aunque también la tendencia en los negocios está en la venta de telas, alfombras y en la siembra de productos de ciclo corto como las frutillas.
El BNF recupera la cartera a través de la asignación mensual del bono del Ministerio de Inclusión Social (Mies) a las cuotas de pago del crédito. Para la ministra de Inclusión Económica y Social, María de los Ángeles Duarte, los créditos son una estrategia para sacar a la población de la pobreza. Dijo que este año se prevé ampliar la cobertura del bono a 100 000 personas con discapacidad y de la tercera edad. Para Gaibor los créditos son una ayudan para cambiar la situación de las familias pobres. Ella prevé agrandar su negocio, quiere abrir un restaurante , reunirá más capital con la venta de las salchipapas, “Quiero darles un mejor futuro a mis hijos”.
Las autoridades señalan que mientras la deuda esté vigente, los beneficiarios no recibirán los USD 35 del bono.
El bono está condicionado al cumplimiento de requisitos establecidos por el Programa de Protección Social. Lo reciben los representantes de los núcleos familiares (madres) que se encuentran bajo la línea de pobreza establecida por el Ministerio de Coordinación de Desarrollo Social. Las mamás tienen la obligación, por ejemplo, de enviar a la escuela a sus hijos. Eso vigila el Programa de Protección Social.
Punto de vista
Wladimir Sierra / Sociólogo
‘Se requiere planificación’
La entrega de créditos a los beneficiarios del bono de desarrollo humano es una buena política estatal, que reincentiva la producción nacional con el uso de dineros públicos. Sin embargo, hay que revisar el monto de los préstamos (USD 840), porque por la precariedad económica de los solicitantes poco se pueden hacer alcanzar la reactivación de la producción.
Los créditos son buenos porque el Estado deja de ser asistencialista. El gobierno de Rafael Correa se ha caracterizado por el permanente incremento de los subsidios sociales, que sí dinamizan la producción del país.
Como estrategia está correcta pero debe haber mayor planificación, al parecer no está delineada como política nacional, es una acción particular.
En lo inmediato, va a crear en la gente una perspectiva de sentirse apoyada por el Estado. En lo posterior hay el riesgo que estas ayudas puedan diluirse, porque no hay estudios sobre lo que requiere la ciudadanía, no hay orientación de cómo y en qué invertir. Lo que en principio fue una política acertada puede convertirse en un espacios para malgastar el dinero público.