Redacción Construir
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En medio de una montaña de pedazos de piedra, aparece la figura de un hombre que lleva más de 30 años trabajando con este material. Sus manos son pequeñas, callosas y tan duras como las rocas a las que da forma. Se llama Ramiro Perraza y conoce a la piedra como la palma de su mano.
El proceso de obra
Lo primero en hacer es el cálculo de volumen. Luego se mide el tamaño de la figura que se va a realizar. Con un lápiz de carboncillo se dibuja la silueta solicitada por el cliente.
Lo siguiente es utilizar el combo y la punta para picar la piedra. En este proceso se debe mojar el material para que el polvo de la misma no ingrese a los ojos o a la nariz del artesano.
La máquina amoladora es la que corta y lima la piedra. Se usa para cortar, definir y limar el contorno de la silueta que se quiere obtener.Una pileta de agua, una columna, bancas para los parques de recreación, son algunos de los diseños que se pueden fabricar con piedra blanca. Son decorativas que se colocan en áreas exteriores o interiores como patios, jardines, corredores o en la entrada de una casa u oficina.
En su pequeño taller ubicado al norte de Quito, además de las piedras, una vieja radio le hace compañía.
La voz de Carlota Jaramillo le recuerda su niñez, cuando las moles de piedra que trabajaban, tanto su padre como su abuelo, se extraían de las canteras de la quebrada Jerusalén, en el sector de San Roque.
El artesano cuenta que “en ese tiempo” su trabajo consistía en llevar las puntas de acero que usaba su padre al taller del herrero para afilarlas. A los 14 años empezó en el oficio del tallado.
Primero fueron ladrillos simples, luego hizo graderíos y solo después de conocer de cerca los secretos de la piedra, le encomendaron oficios más grandes: piletas , pilares para iglesias, lápidas, bancas y figuras decorativas de animales y plantas.
Cuando se especializó, trabajó en los pilares exteriores de la Basílica del Voto Nacional, también hizo unos pedestales para el Palacio de Carondelet.
A pesar de que prefiere hacer piletas y pilares, “todo trabajo es bienvenido”, dice. Con toda su experiencia en el oficio, él aprendió que los beneficios de la piedra sobrepasan los límites estéticos.
Adentro de la piedra madre, hay una roca especial, distinta, arenosa, amarillenta y algo salada. “Se llama rumishungo y es un buen remedio para el corazón”.
El material que usa para hacer las esculturas es una piedra que llega desde la parroquia rural El Cinto, al suroccidente de Quito.
La piedra blanca es un material resistente y de gran duración, comenta Perraza, por lo que puede permanecer en un ambiente exterior durante mucho tiempo sin sufrir algún daño.
Otra de las ventajas de la piedra es que su mantenimiento es fácil, hay que utilizar un paño seco para eliminar el polvo de la pieza. El precio de una pileta que mide 1,95 m de alto por 1, 50 de diámetro es de USD 350.