El presidente Barack Obama atribuyó ayer la rotunda victoria electoral de los republicanos en las elecciones estadounidenses al mal estado de la economía. También se declaró dispuesto a negociar, pero sin aceptar que su proyecto político esté acabado.
“Creo que no hay duda de que la principal preocupación de la gente es la economía. Y la razón por la cual expresaron una gran frustración es el hecho de que no avanzamos lo suficiente en la economía” , declaró el Mandatario.Los republicanos, que hace dos años parecían hundidos, resurgieron espectacularmente para adueñarse de la mayoría en la Cámara de Representantes y acercarse estrechamente a la mayoría demócrata en el Senado.
La oposición ganó 60 escaños en la Cámara de Representantes, donde ahora cuentan con 238 escaños de 435, y ganaron seis escaños en el Senado (100 en total), con otros tres aún por decidirse. “Creo que tenemos que asumir la responsabilidad directa por el hecho de que no progresamos tanto como hubiéramos querido” en la recuperación económica y en la creación de trabajos, añadió el Presidente.
Obama, que tenía una amplia mayoría a su favor a su llegada al poder, hace dos años, admitió que se sentía “mal” personalmente por este rotundo revés. Aseguró estar dispuesto a trabajar conjuntamente con la oposición sobre la disminución del déficit público, uno de los temas mencionados repetidamente por votantes para expresar su frustración.
Pero rechazó que eso implique solo a los demócratas. “ Creo que eso es una cuestión importante tanto para demócratas y republicanos”, dijo. El Presidente lució serio y en ocasiones tenso ante las preguntas de la prensa.
La amplia derrota de los demócratas además se empeora con la pérdida de 10 gobernaciones en todo el país.
“El Congreso y el Presidente deberían escuchar ante todo al pueblo estadounidense”, advirtió previamente John Boehner, el futuro jefe republicano en la Cámara de Representantes, tras una conversación telefónica con Obama.
Con menos de dos años en el poder, a Obama se le complica enormemente su agenda. El Congreso tenía pendientes importantes reformas, como la energética y la educativa. La reforma migratoria integral aparece muy lejana, a pesar de que el aún líder demócrata en el Senado, Harry Reid, prometió que volvería a plantear un debate sobre el Dream Act, para legalizar a los estudiantes indocumentados.
“Estabilizamos la economía. Creamos empleos en el sector privado”, se defendió Obama. Sin embargo, “los estadounidenses no sienten los efectos de esos progresos”, se lamentó. El 62% de los votantes afirmó que la situación económica era la principal de sus preocupaciones.
Ese enojo benefició al Tea Party, un movimiento ultraconservador que causó un auténtico sismo político tras su nacimiento hace año y medio. Las personas de la tercera edad, las mujeres, los blancos y los independientes castigaron a los demócratas. Tan solo los afroamericanos y los hispanos demostraron ser un apoyo sólido para los demócratas.
Los líderes republicanos prometieron ejercitar su nuevo poder en el Congreso para rebatir partes claves de la agenda de Barack Obama. Pero el Presidente estadounidense dijo que los votantes querían que ambos partidos hallaran un consenso y que está dispuesto a dialogar.