‘A, b, c, d, e…”, relata Nayeli Toapanta cuando alguien le pide que diga el abecedario. La niña de 10 años no incluye ni la ‘ch’ ni la‘ ll’ en la lista que memorizó hace tres años en la Escuela de la Policía.
Ahora que está en sexto año, no se sorprende con la noticia de que la Real Academia Española (RAE) eliminó del diccionario a la ‘ch’ y a la ‘ll’. “Sí me enseñaron estos sonidos, pero no están en el abecedario”, aclara la niña.La supresión de estas letras se difundió en 1999, pero no se habían incluido estos cambios oficialmente. Se definió que la ‘ch’ y la ‘ll’ son signos ortográficos. Pese a eso, los estudiantes ya aprendieron que la unión de la ‘c’ con la ‘h’ forma el fonema de palabras como chancho y chino. Lo mismo, con la doble ‘l’, en palabras como lluvia y llave.
Por eso, Toapanta no mencionó a estas letras dentro del abecedario que enunció. La estudiante asegura que no tiene ninguna confusión sobre estas letras. Tiene dificultades con el sonido de la ‘w’ en palabras como Wilson. “Suena igual que la ‘g’ en la palabra Guitig”.
En casos como este, la RAE no incluyó ningún cambio.
La maestra de segundo de básica Sara Echeverría explica que lo primero en el aprendizaje de la lengua es reconocer los sonidos. En el proceso de lectoescritura, los niños aprenden una palabra, la separan en sílabas y luego en letras, y ahí se aprende el sonido concreto de cada una.
Solo después de que identifican el fonema, los estudiantes memorizan el abecedario. Para que comprendan que la unión de la ‘c’ con la ‘h’ da un sonido distinto, Echeverría explica a sus alumnos que las dos letras se hicieron amigas y ahora suenan así.
En el caso de la ‘ll’, la profesora dice que el problema no está en que exista o no la letra en el diccionario. Explica, que la base está en que aprendan el sonido correcto. Varios de sus estudiantes, en especial los que vienen de la Costa, pronuncian la ‘ll’ como ‘y’.
Por este motivo, se confunden al escribir palabras como “llave” y la cambian por “yave”.
La directora de la Escuela American School, Ximena León, dice que los niños se encuentran hoy en día con esos problemas al aprender a escribir.
Menciona además que la letra ‘z’ genera confusión, ya que suena igual que la ‘s’. En la fonética latinoamericana no tiene sonido propio, como en España. Los estudiantes, dice, tienen problemas ortográficos por esto.
“En América Latina, el mestizaje no solo fue racial, sino linguístico”, comenta. León opina que sería más significativo que se creara una Academia de la Lengua Latinoamericana y que se resolvieran problemas adecuados a nuestra realidad.
En la Escuela American School, los estudiantes aprenden las palabras a partir de ideas completas. Por eso, en los primeros años, todos los objetos del aula están rotulados. Entonces, los niños relacionan el significado con la manera cómo se escriben las palabras.
Los alumnos entran en contacto con las letras del abecedario desde antes de memorizarlas. Logran reconocerlas a través de actividades lúdicas: las dibujan, las colorean, las recortan.
La eliminación de la ‘ch’ y la ‘ll’ del alfabeto no significa que se supriman sus sonidos. Palabras como Chile, chubasco, choza, se deben buscar en la sección C del diccionario. Asimismo, con las palabras llanto, llano, lleno… que estarán dentro de la L.
La sociolinguista Esmeralda de la Vega explica que esto obedece a una razón práctica. En el teclado del computador, por ejemplo, nunca existieron estas letras de manera independiente. Otro ejemplo son las listas que se hacen en orden alfabético, tampoco se clasifican por apellidos que comienzan con ‘ch’ o ‘ll’. La guía telefónica tampoco las incluye dentro del directorio.
Lo que la RAE hizo, señala, fue oficializar lo que ya se empleaba.
Uno de los temas que se discuten en materia linguística, explica de la Vega, es la relación entre la letra (grafema) y el sonido (fonema). Nuestra lengua es la que más se parece a lo que escribimos. Aclara que si bien los diccionarios cambiarán, no así la escritura y la pronunciación.