En Galápagos se combate a las larvas producidas por una mosca que afecta a los pichones y a las madres de todas las especies de pinzones.
Estos parásitos (de las larvas) que se desarrollan en los nidos han sido combatidos con insecticidas. Así lo reveló un artículo publicado en la revista estadounidense Current Biology. El estudio, encabezado por Sarah Knutie, de la Universidad de Utah, registró que los pájaros aprovecharon las fibras de algodón con insecticida que los científicos pusieron a su alcance para tejer sus nidos.
Knutie explicó a la agencia EFE que las moscas fueron introducidas recientemente en el archipiélago, donde se han convertido en parásitos presentes en casi todas las especies que anidan en las islas.
“En el transcurso de algunos años, el 100% de los pichones de pinzón de Darwin morirán como resultado directo de estos parásitos”, añadió Knutie.
El problema, según la experto, lo causa la larva, no la mosca. Las moscas adultas depositan sus huevos en los nidos de los pájaros y cuando las larvas salen se alimentan principalmente de la sangre de los pichones y de su madre.
Knutie y sus colegas han empleado el insecticida permetrin, de uso común, para fumigar los nidos de los pájaros, pero se les ocurrió una idea diferente cuando vieron a varios pinzones que picoteaban las cuerdas de colgar la ropa y se llevaban fibras para sus nidos.
Los investigadores colocaron 30 dispensadores, algunos con algodón tratado con permetrin y otros con algodón tratado con agua en diferentes áreas del terreno en estudio, de las islas en las que habitan estas aves.
Cuando terminó la temporada de crianza recogieron los nidos y encontraron que el 85% de ellos contenía este algodón.
Muchos de los nidos fueron construidos por varias especies de pinzón y contenían algodón tratado con permetrin.
De los nidos que tenían al menos 1 gramo de algodón tratado todos menos uno estaban libres de parásitos.
El biólogo ecuatoriano Miguel Heredia, indicó aque ese tipo de pájaros pertenece a la familia de aves paseriformes Fingillidae, que anidan en árboles, y por ello son más comunes en áreas boscosas. Además agregó que la extraordinaria adaptación que estos pájaros de Galápagos han desarrollado en distintos ambientes de las islas fue considerada por Charles Darwin como prueba muy importante cuando formuló su famosa Teoría de la Evolución.
En otro experimento, Knutie y sus colegas mostraron que los nidos fumigados con permetrin producen más pichones que sobreviven. 19 de 20 nidos tratados produjeron por lo menos una cría en tanto que solo 11 de 17 nidos no tratados tuvieron alguna cría.
Estos resultados fueron muy alentadores para los investigadores, que están preocupados por la supervivencia de todos los pinzones y en particular por el llamado pinzón de manglar (Camarhynchus heliobates), una especie en peligro de extinción. Los científicos calculan que no hay más de entre 60 y 80 individuos, los cuales están amenazados por especies invasoras introducidas, como ratas, gatos y especialmente la mosca parásita Philornis downsi, que ataca a los polluelos.
Por su parte, el director del Parque Nacional Galápagos, Arturo Izurieta, explicó que además del uso de insecticidas en los nidos, en el archipiélago también se ejecuta un proyecto de reproducción en cautiverio de estas aves endémicas.
Se recogen los nidos construidos en las copas de árboles, de hasta 17 m de alto, para llevarlos a incubadoras donde se completa el ciclo de la eclosión .
Los especialistas registraron do una mortalidad del 95%, especialmente por la incidencia de la mosca Philornis downsi, que en su estado de larva se alimenta con sangre de los polluelos en los nidos. “Los huevos y pichones son trasladados en un contenedor hermético hasta un sitio acondicionado (…) para la incubación y crianza en cautiverio de los individuos, que serán evaluados para comprobar o descartar que están infectados con la larva”, agregó Izurieta.
En contexto
Pinzones de Darwin es el nombre con que se conoce a 14 especies diferentes pero estrechamente relacionadas, que Charles Darwin descubrió en Galápagos. En el archipiélago ecuatoriano viven 13 especies y la restante habita en la Isla del Coco, en Costa Rica.