Taxman -recaudador de impuestos- es el título de una canción escrita por George Harrison que apareció en el genial álbum ‘Revolver’ de Los Beatles en 1966. En ella la popular banda británica protesta por los altos impuestos que introdujo en ese entonces el gobierno laborista de Harold Wilson, en los siguientes términos:
“Déjame decirte cómo será. Una para ti, diecinueve para mí… Porque soy el Taxman, soy el Taxman. Si te parece mucho cinco por ciento, agradece que no me lleve todo… Porque soy el Taxman, sí, soy el Taxman. Si conduces un auto, gravaré la calle… Si intentas sentarte, gravaré tu asiento… Si tienes frío, gravaré la calefacción… Si sales a caminar, gravaré tus pies… Por que soy el Taxman, soy el Taxman. No preguntes para qué quiero el dinero, si no quieres pagar aún más… Porque soy el Taxman, sí, soy el Taxman. Mi consejo para los que mueren, declaren hasta las monedas en sus ojos… Por que soy el Taxman, sí, soy el Taxman y están trabajando para nadie más que para mí, el Taxman”.
Estas estrofas -que parecieran tomadas de recientes declaraciones del Taxman local- expresan maravillosamente la indignación de cualquier contribuyente que ya no logra discernir la diferencia entre los que le asaltan con pistola y los que le asaltan con reforma tributaria.
Según un reciente estudio de la Cámara de Industrias y Producción (CIP), los impuestos recaudados por el Servicio de Rentas Internas del Ecuador han crecido, cada año de este siglo, a una tasa promedio real del 8%, desde USD 1,94 mil millones en el año 2000 hasta 9.7 mil millones en el año 2010. Con base en estas cifras, el Taxman local estima la carga tributaria en un 13.6% del Producto Interno Bruto (PIB), supuestamente por debajo de otros países de la región.
Sin embargo, como lo explica la CIP, el Taxman muy convenientemente deja por fuera de su cálculo otras importantes contribuciones que hacen los ciudadanos al Estado. Si se suman los aranceles y tasas de comercio exterior, los impuestos municipales, las contribuciones obligatorias a la seguridad social y la participación obligatoria de los trabajadores en las utilidades de las empresas, resulta que la carga tributaria real alcanzó 21.6% del PIB en el año 2010.
La CIP también puntualiza el hecho de que, debido a la deplorable calidad de incluso los más elementales servicios públicos, la mayor parte de los contribuyentes debemos incurrir en importantes gastos adicionales para proveernos de servicios privados de salud, educación, retiro y seguridad.
Al menos Harrison y Los Beatles recibían servicios públicos de calidad a cambio de sus impuestos. Los contribuyentes ecuatorianos no solo debemos pagar impuestos de Primer Mundo a cambio de servicios de “cuarto” mundo, sino que además debemos tolerar a un desvergonzado Taxman demandando nuevamente mayores contribuciones.