Casi al final de la singular sesión del 10 de agosto, el Jefe –quien habÃa dedicado 42 minutos a la prensa- dijo una frase que pasó casi desapercibida. Formuló una invitación a concertar entre el Gobierno, los empresarios y los trabajadores. Si mal no recordamos mencionó la conveniencia de “unidad en favor del paÃs”.
Han pasado rápidamente, como siempre, los dÃas y no quisiéramos que se diluya un concepto tan interesante y valioso. Seguramente esas palabras –o parecidas- las dijeron en sus discursos otros gobernantes pero es muy posible que tengan más valor a estas alturas, cuando las dice un Jefe inagotable, confrontador e impulsivo, que pasó del cuarto año en Carondelet y con cierta frecuencia parece tomar distancia del sector empresarial o por lo menos de una parte de ella, la más sensible, discutida y pelucona.
El tramo mayor del discurso fue un nuevo codazo a la prensa, justamente cuando el tema ha tomado mayor relieve y funciona un virtual choque por la demanda y sentencia a un medio –ambos sin precedentes- mientras crece la impresión local e internacional de que el problema Gobierno- prensa sigue subiendo entre preguntas e incógnitas. ¿Hasta dónde va a llegar?
Otro punto de interés –que merece un sitio en la serie no olvidar- constó en una entrevista al diario Expreso, concedida por el vicepresidente Moreno, quien se refirió al tema Presidente-prensa, anotando que “tenemos un problema que como Gobierno no hubiéramos querido tener y los medios de comunicación tampoco, porque estorba y no ayuda”. El vicepresidente es partidario de que Emilio Palacio se disculpe, lo cual, por cierto, el periodista rechaza drásticamente, mientras da detalles de que el problema con Correa viene desde antes de que asuma la presidencia. El autor de la polémica nota de opinión viajó a Miami, argumentando una persecución polÃtica total.
Un punto sugestivo de la respuesta vicepresidencial se refiere a sus opiniones de actualidad. “Los gobernantes tienen que ser tolerantes, estirando lo más que se pueda el elástico para que en la sociedad se respire el ambiente de frescura proporcionado por la libertad de expresión. Por supuesto, esa libertad no es decir lo que le da la gana”. Luego una invitación. “Hagamos un alto a la confrontación, que no lleva a ninguna parte. Podemos reunirnos, ponernos de acuerdo en grandes objetivos nacionales sobre polÃticas comunes a todos y después continuar, si se quiere, la confrontación polÃtica”.
Finalmente, anotamos un tercer criterio. El columnista de El Universo Orlando AlcÃvar Santos, en su artÃculo “Paremos la confrontación” invita a que se se archiven los rencores. ¿Será esto posible en este régimen, quiere o no el Gobierno de buena fe superar esta etapa? Los dos temas recordados en esta nota son claves. La concertación Gobierno, trabajadores y empresarios y bajar el tono de la confrontación.