El intento de golpe de Estado en Ecuador de hace un año, que fue “en red, premoderno, posmoderno y transgénico”, se ha replegado, pero puede volver de la mano de fuerzas conspiradoras, advierte un análisis cercano a las posiciones oficialistas.
Los calificativos endilgados al presunto golpe por el Centro Andino de Estudios Estratégicos, (seguramente erizan la piel a algunos politólogos), son parte de un estudio denominado ‘El Magnicidio Perfecto’.
Al igual que ‘Ecuador: la alianza de la derecha y el corporativismo en el ‘putch’ del 30 de septiembre’, escrito por una Ministra y su esposo, este documento recoge y expresa parte de la liturgia del correísmo.
Se presentan como análisis académicos, pero no llegan a tales. Son espejos colocados para resaltar rostros y hechos, para admirarse en ellos. Están ausentes en estos documentos, la formulación de hipótesis y la explicación y el uso de una metodología determinada, así como la exhibición de datos contrapuestos, visiones distintas y variables externas.
Tratándose de una especie de liturgia, exhiben más fe que argumentos sólidos. Así, el 30 de septiembre pasó a ser simplemente una batalla entre ángeles y demonios, entre intereses patriotas antiimperialistas y una derecha reaccionaria pro imperialista y neoliberal. Se trató de una victoria, pero hay que seguir atentos y profundizar el cambio, han dicho sus autores.
Nadie puede ni debe dudar sobre el intento de golpe de Estado que proclama el Gobierno. Quienes no creen y no participan de la creencia son herejes y les puede costar cárcel y 40 millones de dólares.
Con la liturgia clara se abrió espacio para inaugurar el rito. Eso fue la reciente conmemoración del presunto intento de golpe de Estado. Lo más probable es que se repita en 2012 y de allí en adelante. Habrá sede especial para la efeméride y quizás los seguidores develen una placa para remarcar su creencia.
La ritualidad es necesaria para que los procesos reivindiquen soportes y resalten a sus héroes. El relato del oficialismo se engrosa: administrar con sentido de emergencia perpetua, expulsar a traidores, arrinconar a los críticos, reivindicar la intolerancia y repetir hasta el infinito y más allá esa desgastada muletilla de que la patria ya es de todos.
La construcción de instituciones equilibradas y el abono a las libertades republicanas han sido postergadas con relatos, rituales y liturgias fundadas sobre hechos alterados y en algunos casos falsos. Para los no creyentes, los días serán cada vez más difíciles.
En la otra orilla, el conductor y jefe revolucionario despacha sin contrapesos y será, al parecer, cada vez más intolerante con quienes defiendan la herejía. La liturgia indica que él solamente merece aplauso y agradecimiento. La duda o la desconfianza son inaceptables.