Los dramáticos y muy teatrales anuncios de cambios de Gabinete terminaron en el cansino y aburrido reciclaje de siempre. A estas alturas no quedan dudas de que la revolución ciudadana se define como un grupo de amigos y compañeros de aulas desconectados de la sociedad y sin representatividad política alguna. Normalmente, un Gabinete expresa el conjunto de fuerzas políticas y sociales que respaldan el proyecto político de un gobierno mientras que los cambios ministeriales traducen la estructura cambiante de alianzas. Un gabinete compuesto por un muy exclusivo grupo de “todólogos”, capaces de manejar la política al primer día, la defensa al segundo y lo que venga al tercero, ilustra el aislamiento que padece el Régimen. Al final, los anuncios de “crisis de gabinete” dan inicio -como se ha dicho- al juego de sillas en el que los ministros dan vueltas y vueltas hasta que el Presidente detiene la música y todos, menos uno, alcanzan el asiento.
Si bien las permutas ministeriales realizadas son inocuas y no alteran la naturaleza caudillista y populista del Régimen, llama la atención el nombramiento de Raúl Patiño como titular de la Secretaría de Inteligencia, un órgano todopoderoso que maneja cerca de USD 20 millones por año en gastos reservados. Sus atribuciones son inmensas y deliberadamente vagas. Puede acceder sin cortapisas a toda clase de información sobre personas y organizaciones. La Secretaría tiene, entre otras cosas, la facultad de interceptar comunicaciones y teléfonos -con autorización del Presidente de la CNJ , eso sí- y las grabaciones o registros no pueden ser conocidos por ninguna autoridad o ciudadano antes de 15 años. Si bien existen reglas que en teoría podrían limitar los alcances de un órgano de inteligencia, la experiencia mundial demuestra que es muy difícil poner frenos a las actividades estatales de espionaje y contraespionaje.
Las labores de inteligencia son críticas para un país y generalmente están confiadas a personas con buena formación y larga experiencia en esta materia. Resulta llamativo, por decir lo menos, que se haya escogido como Secretario Nacional al responsable del manejo de las bases electorales de Alianza País (AP), experto en campañas pero sin ninguna formación ni experiencia en asuntos de inteligencia. Muchos analistas estiman que Raúl Patiño y el equipo de comunicación del Gobierno serán los puntales de la campaña electoral de AP. Recordemos que el Presupuesto del Estado asigna a la comunicación e inteligencia cerca de USD 200 millones .
Si bien no existe ni podría existir una renovación del equipo de gobierno por su carácter caudillista, todo indica que el exclusivo grupo de amigos que forma el círculo gobernante ha sido ubicado en función de la campaña electoral que se avecina.