Se encuentra en algunos países de la Región una línea conductora parecida, que ha decidido tomársela contra la prensa sobre la que no han podido influir. Se les ha vuelto incómoda, mercantilista, contrarrevolucionaria. Han olvidado que antaño a ella acudían para que se les abra las puertas a sus propuestas. Se les ha borrado de la memoria que en las salas de redacción y en páginas editoriales encontraron apoyo y verdadero entusiasmo sobre sus postulados. Allí, en esos tiempos, en opinión de los desmemoriados lo que había era compromiso con el cambio y las tesis de vanguardia. Pero, llegados al poder todo se trastocó. Las críticas que ayudaban a construir contra otros regímenes pasaron a ser tildadas de conspiraciones disfrazadas. Los reportajes sobre el enriquecimiento de personajes cercanos al poder, ahora son ataques a los propios mandatarios. No de otra manera se entiende lo que sucede en Argentina, donde un periodista es encaramado casi a líder de la oposición por el propio gobierno, por desnudar procesos opacos en donde ha habido incrementos patrimoniales de personas cercanas al gobierno de hasta el 1 200%. Cuando estas revelaciones se hacían contra las dictaduras militares, se ponía énfasis en la valentía de la prensa y su papel casi heroico. Fue la prensa del continente la que desplegó la noticia de la existencia de cuentas reservadas del ex dictador chileno. La izquierda sonreía. Pero se escandalizó y se armó una campaña de desprestigio cuando se hizo seguimiento de un proceso en suelo gaucho en contra de la pareja que, al tiempo que estaba en el poder, había construido una fortuna de USD 30 millones.
¿Qué será lo realmente frustrante para estos gobiernos? ¿Qué la verdad salga a la luz o constatar que la quimera del hombre nuevo, impoluto, se hace pedazos con estas revelaciones? Les debe incomodar que en sus filas existan seres tan mortales como los que criticaban y a cuenta de los cuales fabricaban discursos de supuesta honradez que les ayudó en camino al poder. ¿Habrán pasado las mismas necesidades que las de su pueblo dirigentes cubanos? ¿Serán dechados de austeridad los del círculo íntimo del ahora místico y delirante coronel Chávez?
Pese a toda esta política agresiva, a la prensa le corresponde seguir ejerciendo su papel. Debe, eso sí, ser más rigurosa en sus investigaciones, objetiva, desligándose de cualquier parte en conflicto sobre el que emita opinión. Hay que aceptar que ha habido errores, pero de ninguna forma eso puede servir de pauta para que se realicen descalificaciones generales de toda índole. Tampoco el hecho de tener una opinión diferente de la que emana del poder puede dar pauta para que, a quién la emite, se lo descalifique con epítetos que no corresponden a quienes tienen el encargo de dirigir naciones. Aquello ya lo definió la corriente humanista hace alrededor de 200 años.