‘Mi nombre Teodosia Robalino. Nací el 14 de marzo de 1916, en Alausí, provincia de Chimborazo. Mi padre era un artista de la zapatería… Mi madre se dedicaba a los hijos. Ella tuvo 10”.
“Mi primera escuela fue la San Francisco de las madres oblatas. Solo de niñas. Debido al buen clima de Alausí y la excelente calidad de enseñanza, las mejores familias de Guayaquil mandaban a sus hijas a esta escuelita… Desde cuarto hasta sexto grado fui a la Escuela Inés Jiménez. Mi profesora fue Ana Luz Solís, lojana, normalista que trabajaba en el normal de Quito, en el Manuela Cañizares. Esta profesora fue la que me motivó para que yo me convierta en maestra… Mi padre era un soñador y quería que todos o por lo menos yo y mis dos hermanos estudiemos, él vendió su casa y nos acompañó a Quito…”.
“Estudié en el Normal Manuela Cañizares por 3 años… regresé a Alausí y me dieron el nombramiento de profesora municipal. Cuando me dieron el nombramiento yo tenía 14 años. Inmediatamente me mandaron a trabajar a un anejo de indígenas. Al principio mi escuela no tenía nombre. Conmigo se inicia el primer grado… Luego trabajé en otra escuelita rural. Allí todos eran blancos, pero un señor me dio información que cerca de ahí había una comunidad indígena a la que yo podía dar clase y eso estaba a una hora de caminata… Logré traerme a 8 alumnos, luego 12 y otro mes 18… Vi en este pueblito una capilla. Como solo la abrían una vez al año para la procesión, yo le pedí al señor encargado que la abra. Entré ahí y vi todo su interior. Me pareció apropiada para dar clases porque ya tenía 60 alumnos y no me alcanzaba el espacio en el otro lugar. Yo me encargaba a veces de limpiar y asear a los niños que venían muy sucios, les limpiaba las manos, la cara, etc. Los niños que venían de lugares más lejanos traían su propia comida para el almuerzo. Bueno, al final del año todos los niños sabían leer y escribir… pasé dos años, pero con el apoyo de los líderes de la comunidad y los padres de familia…”.
Participé activamente en las zonas rurales en la campaña de alfabetización organizada por la Unión Nacional de Periodistas. Fui coordinadora cantonal de alfabetización en Riobamba. Observé la realidad indígena, la explotación a los trabajadores, y eso me sensibilizó. Cuando tenía 29 años fui a dar clases en la cárcel. Era muy difícil enseñar a algunos reclusos… Ahí conocí a monseñor Leonidas Proaño…. Después fui electa presidenta de UNE. El sueldo era insuficiente. Promoví la capacitación de los docentes, en especial de las maestras. Organicé manifestaciones y huelgas. Recorrí todo el país.
No milité en ningún partido político. No fue fácil mi labor. Me dolía ausentarme de la casa, aunque siempre tuve un gran apoyo de mis hijos…
Un homenaje a todas las maestras del Ecuador a través de Teodosia.