Suele decirse que algo es ‘químicamente puro’ para ponderar la exacta manera con la que encaja en el símbolo o el estereotipo de una realidad cualquiera. Y eso es precisamente lo que va a suceder con la notable entrevista que este domingo le fuera plantada al popularísimo personaje de la vida quiteña, que se llama Carlos Michelena y la figura que del diálogo resulta.
La entrevista fue obra de Santiago Zeas y en ella el humorista que ha estado presente en ‘el teatro de la calle’, particularmente en los predios del parque de El Ejido, durante ya 38 años, representa al ciudadano común y corriente quien desenvuelve sus cuentos callejeros con palabras y gestos muy característicos suyos.
Más bien lo que podría discutirse es la simbología, es decir la pregunta de a quién encarna Michelena con más precisión: es solo un anarquista a tiempo completo, o es un realista que no se hace muchas ilusiones sobre el mundo dentro del cual vive, o acaso sea un estereotipo de múltiples actitudes de la vida cotidiana.
Por ejemplo cuando el periodista le inquiere si no es muy duro “comparar la Asamblea Nacional – el Congreso de ahora – con una especie de circo, el humorista se defiende: “Bueno fuera, pero hay una diferencia muy grande: el circo desde su historia tiene un nervio que es el entretenimiento y la diversión. Su objetivo es inyectar a la gente alegría y optimismo para que regrese a su cotidianidad. Por eso estos señores no se parecen en nada al circo”.
Entonces el periodista cambia un poco el matiz de la pregunta: “¿compararlos es una ofensa para los cirqueros?” y Michelena explica: “para subir a un trapecio, para hacer un acto con riesgo de muerte, el acróbata tiene que ensayar todos los santos días. Yo hago lo mismo para mis funciones; hago máscaras, escribo textos, leo, consulto, me informo. No voy a engañar a la gente en un escenario porque la gente lo percibe de inmediato”.
Y coincide en que el artista al arte y el político a la política, “deben tener ética. Todo el resto solo es un engaño. Se comprende que es un compromiso de profesionalismo”.
También sobre el presidente Rafael Correa el humorista sustenta criterios muy específicos y definidos: “Es un economista que tuvo la suerte de entrar con Palacio (Alfredo). Y en una coyuntura histórica de Alianza País le invitaron para que sea candidato, porque en ese momento lucía como referente y hablaba del respeto y de otras cosas que ahora no se ven. Armaron el altar pero él celebró la misa”.
Manifiesta Michelena despecho por los mecanismos llamados democráticos y recalca con otro ejemplo: “La señora Silvana Ibarra era un mujerón. Le dieron el voto y nunca cantó en el Congreso. Ahora hay otro cantante que no dice ni pío… El Gobierno no respeta a los contendientes y quiere evitar que se den a conocer. Eso no es jugar limpio”.