Algo salta a la vista en los anuncios de las personas que buscan pareja: demasiados hombres y mujeres dicen amar la naturaleza, estar interesados en la lectura y el cine, practicar deportes y ser, en general, alegres y descomplicados.
Cuando se describen de aquella forma me parece que hablan de lo quisieran ser, antes de lo que realmente son. Tengo la impresión que estas personas se presentan así para calzar en un estereotipo -el que es deseable en este momento- y aumentar la probabilidad de que respondan a su anuncio.
Seguramente estas personas son conscientes que el estereotipo facilita la seducción y el enamoramiento. ¿Qué chica estaría feliz de saber que sale con un insaciable comelón y adicto a la TV? Ella preferirá creer que su pretendiente es alguien de gran cultura gastronómica y, además, cinéfilo.
El estereotipo facilita los primeros escarceos amorosos pero luego produce grandes decepciones si es que los protagonistas no se quitan el antifaz. El problema es que cada vez menos personas quieren quitárselo.
Lean uds., por ejemplo, ‘Entrevistas breves con hombres repulsivos’, de David Foster Wallace, un escritor-filósofo al que se debe consultar para entender el espíritu del mundo posmoderno. Aquel libro describe las estrategias -a veces abyectas- que las personas ponemos en práctica para escudarnos en estereotipos e impedir que nuestra pareja nos vea tal como somos. Es como si quisiéramos ser una especie de turistas del amor que viajamos de una relación a otra sin quedarnos en ninguna por largo tiempo.
Foster Wallace sugiere que cometemos ese error porque estamos excesivamente distraídos. Esta era posmoderna -marcada por el entretenimiento masivo, donde todo debe tener un ingrediente lúdico para que sea interesante- nos impide concentrarnos para hacernos preguntas más íntimas e importantes, dice aquel escritor.
¿Cómo salir de esa distracción eterna y poder concentrarnos? El truco es saber manejar el aburrimiento, asegura Foster Wallace. Buscamos con avidez el entretenimiento porque nos aburrimos rápido, así que debemos manejar el hastío. Para ello tenemos, en primer lugar, que aprender a estar solos con nosotros mismos, asegura el autor de ‘The Pale King’.
Esta reflexión me trajo a la memoria ‘El corazón es un cazador solitario’, una novela de Carson McCullers en la que ningún personaje es estereotípico sino radicalmente excéntrico. Talvez son así porque actúan sin máscaras ni tapujos. Están solos pero no en soledad. Se tienen a ellos mismos y al final encuentran el amor.
Entonces, talvez sea que para encontrar pareja (estable) es necesario aprender a estar solo, con uno mismo, sin necesidad de distracciones y sin aburrirse.
Feliz Día de San Valentín… atrasado.