Es evidente que en los tiempos que vivimos se privilegia la confrontación antes que la racionalidad.
También se ha profundizado aquello que siempre se está denunciando: las violaciones de derechos humanos de otros gobiernos, cuando los gobernantes acusadores son reos de similares violaciones, de menos o mayor gravedad, en su propia gestión de gobierno.
¿Estados Unidos agravia a la humanidad con los recluidos en Guantánamo?, claro que sí; pero, en nuestros países, por persecución política y sometimiento judicial hay presos y procesados para condenarlos al infierno de nuestras cárceles.
Y en las relaciones internacionales, claro que es condenable que los gobiernos de Estados Unidos y otros países capitalistas realicen espionajes informáticos, porque atentan contra los derechos humanos esenciales de la libertad e intimidad, aun cuando existan sus cortes o jueces que lo autoricen; pero, en nuestros países, recabando autorizaciones reservadas de jueces y fiscales, que responden a la actual realidad judicial, se hace algo similar.
Para evidenciar que no hay terceras intenciones, quizás sería conveniente que las autorizaciones de pesquisa comunicacional e informática siempre solo sean temporales y a su término el investigado -por las pesquisas del poder- conozca que se lo investigó y por qué un fiscal o un juez se allanó a aquello.
¿Serán virtuosos los gobiernos de China, Rusia, Siria, Irán, Bielorusia, Turkmenistan y Corea del Norte, para que quienes cuestionan al Gobierno yanqui no los cuestionen a aquéllos?, ¿o sólo se quiere ver las violaciones en aquel Gobierno al que se quiere cuestionar? En ese entorno también hay que racionalizar reacciones ante hechos que para nada deben escandalizar.
E s el caso de material obsoleto que algún tiempo atrás fue equipo bélico defensivo de Cuba incautado en Panamá cuando en un buque de Corea del Norte, con una carga de azúcar, estaba para pasar el Canal Interoceánico.
Para que un material sea calificable de bélico debe estar en condiciones de uso para tal finalidad. Y esto para nada era el caso del citado material “dos complejos coheteriles antiaéreos Volga y Pechora, nueve cohetes en partes y piezas, dos aviones Mig-21 Bis y 15 motores de este tipo de avión”. Todos equipos de los años sesenta del siglo XX, no repotenciados, pero quizás si repotenciables. Corea del Norte tiene rezagos de ese material.
Que esto desnuda que parte de los equipos de defensa de Cuba son obsoletos, no sustituidos, evidencia que no se está cayendo en el error del armamentismo que sí está marcando a algunos gobernantes de países latinoamericanos, para felicidad de los que en las compras y en las ventas se enriquecen -y en esto están no solo los empresarios de la guerra de los países capitalistas, sino también los gobernantes de China, Rusia y otros y sus empresas-.