Sin lugar a duda, la Secretaría más incompetente del Gobierno del presidente Correa es el Ministerio de Salud Pública y a los médicos -que nos conocemos casi todos-, nos indigna la decadencia en la que ha caído por culpa de su torpe burocracia. Asombra ver la medianía intelectual y la poquedad de criterio de funcionarios que ocupan puestos directivos en esa Cartera de Estado. No puede ser que gente del montón, que nunca despuntaron como estudiantes, sin ninguna carrera académica o de posgrado, de pobre trayectoria profesional y que jamás contribuyeron en nada a la sociedad y no fueron ni son reconocidos como estudiosos, inteligentes, innovadores, visionarios; sujetos que jamás participaron en foros con media palabra, menos con ideas lúcidas, planes, proyectos frente al debate de la crisis sanitaria del país; ‘doctores’ intrascendentes sin ningún mérito intelectual o capacidad técnica; profanos que jamás leyeron un libro y tampoco escribieron un párrafo de investigación, administración, salud pública, medicina social; incultos que confunden atención primaria con primitiva, prevención con predicción, asistencia con asistencialismo y cuyo único mérito es usar camisas folclóricas, detestar las corbatas, vestir chaquetas raídas en lugar de trajes limpios y esperar el fin de mes. Estos son los obtusos ciudadanos responsables de dirigir las dizque políticas públicas sanitarias de nuestra pobre nación. ¡Hay! queridos maestros: Granda, Breilh, Hermida, Raad, Arcos, Campaña, Bonilla Barco, Fierro Benítez; Naranjo Vargas, Samaniego, sabios de mentes lúcidas y palabra erudita, siento vergüenza ajena, perdónenles a todos ellos que quizás fueron sus alumnos -no sus discípulos-, no aprendieron nada de ustedes.