Una ley de tránsito nueva, actual, seguramente llena de buenas intenciones y sin duda justa cuando se la aplica, pero se la aplicará en su momento o tendremos que seguir viviendo con la sensación de miedo mientras transitamos, con el peligro oculto detrás de un parabrisas cuando somos transeúntes o pasajeros y ponemos nuestras vidas en manos de un chofer “profesional”, que no se respeta ni a sí mismo peor a los demás, que incumple las más básicas normas de tránsito, y que no sabe lo que es una sanción. Se ve con horror accidentes en los que los causantes de muerte en las vías sobrepasan con exageración los puntos menos en su licencia y siguen conduciendo, transporte pesado y de pasajeros con llantas lisas y un largo etcétera. Pongámonos alertas y busquemos la forma de exigir que se cumplan las leyes en las que además se ha gastado tiempo y dinero para crearlas, no esperemos que se derrame más sangre, actuemos bien y hagamos concienciar a los choferes para que su trabajo sea el esperado por todos.