La incapacidad de los seres humanos para detener la destrucción total del planeta tierra, me obliga a poner el índice sobre la llaga ante señales inequívocas de que el final se aproxima. La hambruna nos invade a pasos agigantados, pues la capacidad de producción para alimentar a los seres humanos es cada día más alarmante; si bien en los inicios de la era cristiana la población mundial promediaba los 150 millones, fácil de alimentar, en el año 1800 subió a mil millones, 120 años después llegó a 2 mil millones y desde 1960 con 3 mil millones, comenzó a subir aceleradamente mil millones cada 12 años, llegando en el 2011 a los 7 mil millones. Se imaginan cómo se alimentarán 10 mil millones de habitantes en el 2060?… La hambruna acabará con la humanidad. Además por siglos el planeta tierra ha sido asediado por calamidades de toda índole, como guerras, terremotos, maremotos, deforestación, cambio drástico del clima y el medio ambiente que en los últimos años se ha agravado este panorama con terremotos como el de Haití el 12 de enero del 2010 con un saldo de 230 000 muertos; el 27 de febrero el de Chile con un sismo de magnitud 8.8 en escala de Richter, en que murieron más de 700 personas, con el agravante de que podría haberse alterado la inclinación del eje terrestre en casi 8 centímetros y haber acortado así la duración del día en 1.26 microsegundos. Otro terremoto de 8.9 en escala de Richter fue el del Japón el 11 de marzo del 2011, que dejó cientos de muertos y posiblemente otra desviación del eje terrestre en casi 10 cm.
En 1992 la Declaración Universal para eliminar definitivamente el hambre y la desnutrición, ha quedado solo en eso, en declaración, pues casi nadie hace nada ante la muerte de millones de seres humanos en el mundo que año tras año va dejando la huella de destrucción que poco a poco se irá incrementando hasta llegar al punto de lo incontrolable; y sin embargo ningún país del planeta toma en serio estos síntomas de destrucción total, sino que más bien se enfrascan en guerras por sus intereses particulares; ahora mismo el Gobierno ecuatoriano ha dado muestras de sensibilidad ante el desastre futuro, con el intento de dejar bajo tierra 800 millones de barriles para evitar la destrucción del medioambiente, sin embargo son poquísimos los países que han tomado en serio esta iniciativa, y quienes más debieran acogerse a este plan de salvación, como son los países desarrollados como EE.UU. Canadá, China, Japón,Alemania, etc. poco hacen por apoyar esta iniciativa. ¡Salvemos al mundo antes de que sea demasiado tarde!