¿Hay guerras justas? ¿Cuándo una guerra es justificable? ¿Puede ser una guerra justificable? La guerra es un crimen contra la comunidad internacional. El crimen se comete porque fuerza a los habitantes de ese país a arriesgar sus vidas para salvaguardar sus derechos y sus posesiones. En ese momento, las opciones de los habitantes del país agredido se reducen a dos: doblegarse y adquirir derechos, aunque pierdan su forma de vida o, luchar y aceptar el derramamiento de sangre para preservar esta última. Comunidades y países responden de distinta manera a la encrucijada que representa la guerra, especialmente cuando la agresión nunca ha sido buscada. Durante la Segunda Guerra Mundial, Checoslovaquia optó por la primera opción y se sometió sin pelear. Polonia hizo lo contrario y perdió miles en el proceso.
¿Pero cuándo es una guerra justa? ¿Cuántos seres humanos tienen que perecer para que niñas puedan ir a la escuela? ¿Cuándo se justifica la ocupación de un país y quienes tienen la autoridad moral para hacerlo?
Afganistán ha sufrido exponencialmente lo que Checoslovaquia o Polonia a través de su historia. Siempre fue la geografía que le sobraba o le faltaba a algún imperio, sea el mongol de Gengis Khan en el siglo XIII, el Safávida iraní y el Indu-Mogalí en el siglo XV, el ruso y el británico en el siglo XIX. Y, durante la Guerra Fría, el Imperio Soviético ocupó Afganistán por nueve años sólo para garantizar que el régimen pro-Moscú no caiga como castillo de naipes. La imposición de una república secular en una sociedad hasta entonces tribal, gobernada bajo una estricta e igualitaria asamblea de caciques llamada Loya Jirga, recibió el rechazo masivo de todo el país, que se unió para luchar contra el invasor. En esos 9 años de ocupación soviética, un millón y medio de afganos perdieron la vida y más de 13.000 soldados soviéticos.
La ocupación soviética revitalizó el nacionalismo afgano contra toda ocupación extranjera y radicalizó a los afganos más religiosos, que se convirtieron en Los Talibán, paradójicamente entrenados y financiados por EE.UU. mientras luchaban contra Moscú. Pero EE.UU. volvió a hacer lo mismo que los soviéticos en 2001 con la misma peregrina justificación: Osama Bin Laden había usado ese territorio para planear el ataque del 11 de septiembre. Estos 20 años de ocupación estadounidense fueron un poco menos letales que los soviéticos, pero no menos traumáticos. Nunca las fuerzas estadounidenses lograron recuperar territorios en forma permanente. No hubo serias intenciones de crear un estado que funcione y lo que se creó fue tan ajeno a las tradiciones afganas que fracasó. No podemos ensayar un escenario contrafactual, pero es claro que cada vez que una potencia ha tratado de ocupar Afganistán -con fines civilizatorios o no- el país ha terminado radicalizándose más, perdiendo más vidas, oprimiendo más a toda la población, especialmente a las mujeres. ¿Qué le hizo pensar a EE.UU. que esta vez sería diferente?