Soy un asiduo visitante de la provincia de Manabí, por lo que tengo que hacer uso de una de las cooperativas que ofrecen el servicio de transporte a dicha ciudad; de preferencia he viajado en Reina del Camino por el servicio que me han brindado y del cual no puedo quejarme.
Por finalizar la época de vacaciones decidí viajar el sábado 25 de agosto a Bahía de Caráquez y no encontré boletos en dicha cooperativa por lo que tuve lamentablemente que tomar otra opción para viajar, decidí entonces acudir a las oficinas de la cooperativa de transportes Carlos Alberto Aray ubicada en las calles Portoviejo y Versalles, esquina de la ciudad de Quito, para viajar hasta Portoviejo y de ahí a Bahía de Caráquez, qué pena señor director solo ingresar a dichas oficinas si así se pueden llamar a ese sitio donde el olor a humedad se lo siente desde que se ingresa. Como viajaba con una menor de edad pedí a la señora con cédula en la mano que me cobrara la mitad del pasaje como lo dice la Ley recibiendo como respuesta “No señor nosotros por hacer un favor cobramos la mitad solo a minusválidos y a la tercera edad nada más” ¡Qué sinvergüencería y descaro de dicha señora que vende pasajes!
¿Es que las cooperativas de transporte piensan que pueden abusar de los usuarios hasta en el cobro ilegal de los pasajes yéndose por encima de lo que dice la Ley?
Hagan una inspección de los sitios donde algunas cooperativas venden los boletos y se encontrarán con algunas novedades que redondean el pésimo servicio que ofrecen con la flagrante violación a lo estipulado por la Ley.