Cuanto más exclusivo es un coche más fácil se vende. Así piensan las marcas a la hora de crear series limitadas. Lo que es común entre autos de lujos y superdeportivos empieza a serlo también entre los modelos más asequibles.
Con esas ediciones reducidas se busca avivar la competencia y aumentar las ganancias. “Cuanto menor es el número de unidades, mayor es la demanda”, dice el experto en este segmento del mercado automotor Nick Margetts, que cree además que es una manera de que los fabricantes con una paleta reducida de modelos y autos con largos ciclos de vida sigan focalizando la atención de los usuarios.
Un buen ejemplo de esta estrategia es el actual modelo ‘top’ de Aston Martin. El deportivo de 760 caballos y motor V12 se llama One-77 porque solo se han construido 77 unidades. También Ferrari ha anunciado una serie especial con motivo del año del dragón en China: la edición limitada del F458 estará decorada con figuras doradas y numerada con el alfabeto chino. Solo habrá 20 ejemplares.
Apoyándose en un modelo clásico, la casa Porsche apostó recientemente por el número 356: cuando la última generación del Porsche 911 Cabrio estaba ya en la recta final, la firma alemana decidió sacar a la venta el modelo ‘open air’ como ‘speedster’ en una edición limitada de 356 ejemplares.
Y el número tampoco es casual en el nombre del 918 Spyder. “Se construirán 918 ejemplares. Más no”, dijo un portavoz de la marca respecto al modelo híbrido ‘plug-in’ que alcanza los 320 kilómetros por hora con un consumo de 3,0 litros y un precio de 768 026 euros (unos USD 941 494).
Esa escasez de modelos es apreciada por los clientes ávidos de exclusividad. “No importa si son números de teléfono, de matrícula o superdeportivos: en cuanto algo es limitado, nos lo quitan de las manos”, dice Joseph Tayyar, que negocia en Qatar con vehículos de lujo. Lo mismo ocurre en ciudades como Pekín, Moscú o Berlín.
El círculo de clientes que puede optar a ese tipo de coches es reducido. “A menudo basta con contar el elitista círculo de los super VIPs y conocer los números privados de los presidentes de compañías para tener la perspectiva del éxito de una versión exclusiva de un vehículo”, dice Margetts. Frecuentemente, antes incluso de que se haga oficial la salida al mercado de uno de estos modelos, ya se han recibido suficientes pedidos.
Pero a veces las firmas también se meten en apuros con series muy limitadas. Por ejemplo, Lamborghini tuvo que decepcionar a algunos de los interesados en el Aventador J, que se presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra. “Sólo había un ejemplar”, recuerda el presidente del Lamborghini, Stephan Winkelmann. Sin embargo, fueron varios los clientes habituales de la marca los que mostraron su interés por el superdeportivo de 2,1 millones de euros que finalmente solo compró una persona.
Kay Segler, máximo dirigente de Mini, no tiene ese tipo de problemas, ya que la firma británica cuenta con series limitadas más amplias. Es el caso de los modelos Mini Bakerstreet o Mini Bayswater, cuyo nombre remite a calles o zonas de Londres. También con modelos con grandes novedades técnicas, como es el caso del deportivo John Cooper Works GP, que llegará al mercado en unos pocos meses con una edición de 2 000 unidades.
Hay otros fabricantes que ofrecen coches a precios más asequibles que están tratando de copiar la edición limitada de modelos especiales. Es el caso del Mazda MX-5 Senshu, del que se producirán 200 ejemplares, o el Abarth 695 Maserati Edizione de Fiat, del que se fabricarán 499.
Las firmas automovilísticas apuestan cada vez más al equipamiento especial y al estímulo que generan las ediciones reducidas, que conquistan al cliente con la oferta de un vehículo representativo que a menudo también ve la luz a un precio más elevado. Es el precio de la exclusividad.
Fuente: DPA