Este año, las fiestas de la capital tienen un ambiente triste, a todas las prohibiciones a los que somos sometidos los quiteños, hay que sumarle la pésima organización de eventos tradicionales de los festejos, como el Desfile de la Confraternidad, un evento digno de un pequeño pueblo y no de una metrópoli como Quito.
Es una lástima que los habitantes de esta ciudad hayan caído en una especie de letargo y no exijan de manera pacífica un alcalde digno de Quito.