Del artículo ‘Chapucerías’, de Milagros Aguirre, publicado en EL COMERCIO, el 12 de abril, quiero ponerle nombre y apellido al lugar de la Mancha que ella no nombra; y, además, citar otras perlitas que acontecen en esta provincia y que muy bien vale la pena hacerlo público utilizando este medio de comunicación, que al parecer de la mayoría de los ecuatorianos es uno de los poquísimos recursos que tenemos para poder ser escuchados, entendidos y ojalá atendidos.
Orellana es el lugar de la Mancha de Milagros, también podría llamarse Macondo, el de Gabriel García Márquez. Provincia de contrastes, inmensamente rica en recursos naturales, hídricos, fluviales, minerales, culturales y contrastando, con seres humanos empobrecidos y sin visos de superación, a pesar de tener una constitución que pregona el buen vivir; además, con autoridades que, sin inmutarse en lo más mínimo y a través de una ordenanza que grava el pago de la patente municipal en la capital de esta provincia macondiana, está metiendo la mano en los bolsillos del sector productivo, cobrando USD 25000 por tener la desgracia de tener un patrimonio de más de USD 90 000.01 en adelante y tan chapuceros somos que no tenemos un adecuado servicio de agua potable, energía, alcantarillado, distribución territorial, saneamiento ambiental y sobre todo, no tenemos quién nos defienda de los que están obligados a protegernos y proveernos de lo elemental. Bien Milagros, esperemos un milagro.