“Si me muerde un perro, al día siguiente entrevistan al perro. Y, si lo pateo, me denuncian”, dijo Correa al recibir el premio Rodolfo Walsh en la Universidad de La Plata( Argentina) debido a su “labor por la comunicación popular”.
Con este folclórico ejemplo pretendió ridiculizar a la prensa independiente de su país en otro país. A propósito del perro, que bastante mal le iría si muerde a Rafael, tiene la garantía de recibir un puntapié como retribución. En Argentina alguien diría que solo un bárbaro patearía al perro, en Ecuador a nadie le asombra, es una práctica habitual. Ejemplo poco afortunado, nada académico y muy empírico. Hay ejemplos más elocuentes, dignos del ambiente universitario: periodistas separados de sus trabajos por no sintonizar con el Régimen; periodistas enjuiciados luego de develar actos de corrupción; canales de televisión y periódicos incautados al servicio de la campaña por la reelección que, por suerte, coincide con la millonaria propaganda del Gobierno; la clausura de Radio Arutam (muestra fehaciente del apoyo de Correa a la comunicación popular), etc. En fin, mejor dejar al perro en paz que en este mundo absurdo y contradictorio.