El ingenio popular y la sal quiteña están haciendo circular en el Internet y en las redes sociales un dato: a Julián Assange no le permitirán salir de la Embajada del Ecuador en Londres, porque puede difundir un ultrasecreto: la ubicación exacta de un país pequeño pero megasoberano que desafió al ex imperio británico, llamado Ecuador…
En todo caso, mientras más se demore la Cancillería inglesa en otorgarle el salvoconducto a Julián Assange, a fin de que pueda venir a este hermoso país, la presión mundial se hará más exigente, pues están de por medio los derechos humanos.
La situación del australiano valiente y rebelde puede complicarse en lo atinente a su salud física y anímica; es obvio que esté deprimido y angustiado, pues el Gobierno de Londres no le permite ni siquiera recibir la luz natural del día con los rayos del sol.
Amén de que si antes decían que Julián dizque no tenía el estatus de perseguido político, para que opere el asilo diplomático y territorial concedido por el Gobierno y pueblo ecuatorianos, con la conducta y reacción demostradas por la Cancillería de Inglaterra, tal calidad deviene en más evidente e incuestionable.