Resulta increíble que el gobierno de la revolución ciudadana premie con un bono de USD 800 mensuales y retroactivo a quienes incumplen las más elementales normas de tránsito, respeto al ciudadano y el buen vivir. Qué corona tienen estos mal llamados profesionales del volante cuando todos sabemos la corrupción para obtener las licencias, el mal estado de los buses, las carreras para ganar pasajeros, el no respetar semáforos y paradas, instalar luces verdes y azules de uso prohibido en cualquier país del mundo, el desagradable ambiente al interior de los buses y qué decir de la fuga del conductor y ayudante cuando se accidentan. Aquí no pasa nada, es un cuento de nunca acabar.
Lamentablemente, el Gobierno prefiere ganar votos de un sector acostumbrado al chantaje en perjuicio del bienestar de la mayoría. Ojalá, algún día alguien, sea Gobierno, Policía, Municipio, Dirección de Tránsito y Transporte Terrestre, etc. dejen de lado los intereses personales y políticos para sanear el pésimo transporte público.