Para muchos es conocido el alarde que hacen, desde esferas municipales de Quito, de lo ecológicos que pretendemos ser y cómo nos afanamos en concientizar a nuestros ciudadanos. No botar basura en las calles y hasta hacen propaganda de ‘no andar trompudos’ o de no utilizar piropos injuriosos; pero mucho, si no la mayoría de cosas, quedan en mera propaganda. Para muestra adicional, se repartieron por la ciudad tríos de envases plásticos multicolores con leyendas: “solo papel”; “solo plástico” y “solo cartón”.
La generalidad de personas colaboran con prolijidad; pero, se han preguntado ¿cómo recolectan tan selectivos residuos? Me consta y he sido testigo al ver como un camioncito de balde, sin cubierta; eso sí con ostentosas leyendas del programa municipal, que se acerca a cada lugar donde hay esos contenedores con desechos separados y los vierten en el balde del camioncito.
Hasta allí llega lo selectivo de los desperdicios ecológicos. Los empleados encargados de la recolección se dedican a seleccionar lo que les sirve y el resto se mezcla luego de su escarbado. Si hubiesen siquiera realizado una división en tres partes del área del balde del camioncito, para cada clase de residuo; quizá, no se habrían transformado los desechos selectivos en basura y qué decir de los empleados para esos quehaceres, les falta mucho para transformarse de minadores a realmente recolectores de los desperdicios ecológicos.