El viernes 27 de enero, a las 16:55, cuando me disponía a tomar el carril norte-sur de la av. De la Prensa, en la curva con la Tufiño, y con el semáforo a mi favor, de pronto escuché unos pitos y luces de un vehículo que venía a toda velocidad por el carril exclusivo del trole; debió ser del Estado porque no tenía placas, era nuevo, de color oscuro y voluminoso, y porque ni siquiera disminuyó la velocidad cuando estuvo a punto de chocarme; un policía con casco blandía un fusil y gesticulaba, al igual que los guardaespaldas del interior. Sería interesante conocer quién era el ‘burócrata providencial’ que allí viajaba. ¿Serán capaces de entender estos fulanos que solo son servidores públicos y que no son dueños del país? ¡Qué bajo hemos caído! Esto se parece cada vez más a la Libia de Gadafi. Algo hay que hacer.