Estamos por empezar un nuevo período gubernamental. Quedan atrás 14 años de los cuales 10 correspondieron a un gobierno identificado con el socialismo del siglo XXI que en síntesis fue una copia de desgobiernos como el de Venezuela, Nicaragua, Argentina, Bolivia que intentaron imitar lo mal hecho en Cuba con el único objetivo de enriquecer el bolsillo de sus gobernantes a cambio de una realidad social caracterizada por el retraso, la miseria y la pobreza de su gente y de 4 años de un gobierno que si bien llegó al poder a base de un evidente fraude electoral montado por su antecesor, gobernó de otra manera, y del que se rescata es su accionar para diferenciarse de su anterior destapando los hechos más escandalosos de corrupción que culminaron con las ambiciones de retorno de ese mal llamado socialismo que fraudulentamente nos dejó Rafael Correa.
Luego de muchos años, estamos a las puertas de empezar un nuevo gobierno, al mando de un hombre que llega con las ganas de realizar un trabajo productivo en beneficio de todos. Su experiencia será su principal herramienta en la diaria lucha por reactivar la economía. Uno de los elementos importantes que se infiere de su pasado y de su campaña es que va a liderar un gobierno en el cual él no ansía enriquecerse a través del poder, lo cual le facilita y le da el derecho de poder controlar que el resto de su equipo trabaje con esa misma mística y orientación.
Del resto, los ecuatorianos tenemos que esperar con optimismo que se reactiven paso a paso todas las variables de la economía, especialmente el empleo, del cual depende la reactivación de toda la economía. Hay que dejarlo trabajar y hay que dejarlo actuar. Es un hombre con una gran experiencia empresarial y financiera y lo único que hay que rezar es que su equipo de trabajo y el resto de la estructura gubernamental, no lo defraude, que colabore con él en el logro de lo que todo el país aspira. Crecer económicamente a todo nivel.